“Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos…
…defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres…”
Mario Benedetti. Defensa de la alegría (Fragmento).
Defensa de la alegría - Poemas de Mario Benedetti http://www.poemas-del-alma.com/defensa.htm#ixzz4A4Ce84wI
Las coincidencias de la vida hicieron que la semana pasada estuviera marcada para mí –y para algunos profesores, investigadores y tutores dedicados al tema educativo- por el tema de la educación emocional. Por caminos totalmente distintos y en actividades paralelas estuvieron en Puebla simultáneamente dos académicos expertos en este tema que adquiere hoy una gran relevancia. Por una parte el Mtro. José Víctor Orón, doctorando de la Universidad de Navarra, joven investigador ligado al proyecto Mente-cerebro del Instituto Cultura y Sociedad de esa institución. Por otro lado, el Dr. Rafael Bisquerra de la Universidad de Barcelona, un investigador y profesor de reconocida trayectoria internacional y gran experiencia en el campo de la Orientación educativa.
El Mtro. Orón fue invitado por el Decanato de Artes y Humanidades de la UPAEP a trabajar en dos cursos con profesores y tutores de los Bachilleratos y licenciaturas de la UPAEP, así como a participar en reuniones con el Núcleo Académico Básico del Doctorado en Educación y con el Cuerpo Académico de Ética y Autorregulación en el proceso educativo de la misma universidad. En esta última sesión estuvieron también presentes los miembros del Cuerpo Académico de Pertinencia educativa del Benemérito Instituto Normal del Estado de Puebla.
Por su parte el Dr. Bisquerra, invitado a México por la Dra. Frida Díaz Barriga Arceo, participó en Puebla en dos seminarios y dos conferencias en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, además de tener actividades en la Universidad Autónoma del Estado de México, la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México y la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El Mtro. Orón compartió con los participantes de sus seminarios y sesiones un profundo análisis teórico de los fundamentos de la educación emocional desde las perspectivas de la Neurociencia, la Filosofía y la Psicología, que en su investigación doctoral derivó en un modelo alternativo integrador, que trasciende el modelo dominante basado en la regulación de los sentimientos. Este modelo alternativo se ha instrumentado en un interesante programa aplicado en escuelas españolas que empieza a adoptarse también en algunos países de Latinoamérica bajo el nombre de Up to you y que puede consultarse en la siguiente liga: http://www.uptoyoueducacion.com/educacioacuten-emocional.html
Los seminarios y conferencias del Dr. Bisquerra se basaron en la investigación y propuesta de educación de las emociones que este reconocido académico ha venido trabajando desde mediados de los años noventa del siglo pasado y que se han difundido en diversas publicaciones entre las que destacan los libros: Psicopedagogía de las emociones (Síntesis, 2009), Educación emocional y bienestar (Praxis, 2000), Educación para la ciudadanía y convivencia. El enfoque de la educación emocional (Wolters Kluwer, 2008), La educación emocional en la práctica (Horsori, 2010), Educación emocional. Propuestas para educadores y familias (Desclée de Brower, 2011).
Dicen -los que no aceptan la incertidumbre y el azar como parte de la vida- que las coincidencias no existen. En este caso, aunque yo sí creo que existen y que son parte de los elementos aleatorios que también juegan un papel en el devenir del universo y de la vida, podemos encontrar razones que explican esta coincidencia. Estas razones tienen que ver con el desencanto del imperio de la razón que caracteriza nuestros tiempos líquidos y con la revaloración del mundo afectivo que estamos viviendo –con algunos excesos, pero en general para bien- en el campo de la educación.
Porque en los tiempos que vivimos hemos entendido afortunadamente, al menos en la teoría y los conceptos pedagógicos, que la educación tiene que formar personas integrales para la vida y no solamente empleados eficaces para el mercado laboral. En esta formación de la persona entendida de manera compleja e integral, los sentimientos juegan un papel fundamental. Somos seres conscientes y el flujo de nuestra consciencia es un flujo básicamente emocional, pero este tejido emocional en el que vamos viviendo y construyendo de manera más o menos autónoma nuestro proyecto existencial tiene que ser educado.
Como afirma Goleman en su ya clásico libro Inteligencia emocional (1995), esta educación no consiste, como podría entenderse desde el racionalismo moderno, en lograr que la razón de los educandos domine o controle sus sentimientos sino en acompañarlos en el proceso por el cual los mismos sentimientos se van volviendo más inteligentes y diríamos desde la visión de Lonergan, también se vayan convirtiendo en sentimientos razonables y responsables.
Hoy es imposible entender la educación sin este componente básico del desarrollo de las emociones. Educamos para el bien y el bien se aprehende en los sentimientos y se lleva a la práctica a partir de la decisión guiada por sentimientos inteligentes, razonables y comprometidos con la humanización de la humanidad.
En este sentido, podemos afirmar –como lo hacía mi colega el Mtro. Diego García y Díaz (QEPD), compañero de muchos años en la trinchera educativa- que lo afectivo es lo más efectivo.