Desarrollo humano y social
Estudiar un posgrado
16 abril Por: Juan Martín López Calva
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El jueves pasado tuve oportunidad de participar en una mesa de diálogo  grabada en el estudio de televisión de la UPAEP (http://www.upaep.mx/ ). Compartí con otros colegas académicos ideas y experiencias acerca de un tema que adquiere cada vez más relevancia en nuestra sociedad global: la importancia de estudiar un posgrado.

            Aunque puede parecer un tema simple de abordar, la cuestión del estudio de un posgrado tiene muchos ángulos posibles de análisis que considero importante compartir en este espacio.

            Empecemos por las razones cuestionables, sigamos con las válidas pero incompletas y terminemos con las que cubren con mayor integralidad las necesidades de un profesionista en este siglo XXI.

            La primera razón –negativa y desafortunada pero real- para estudiar un posgrado hoy en día podríamos llamarla remedial. No es ninguna novedad después de años de evaluaciones estandarizadas de carácter nacional e internacional que el nivel de calidad de nuestro sistema educativo está muy lejos de cumplir con los mínimos que exige la llamada sociedad del conocimiento y el mundo de la economía globalizada.

            En este marco se entienden las quejas que uno escucha al platicar con cualquier docente del nivel educativo que sea respecto de las deficiencias con las que llegan los alumnos del nivel educativo anterior: los profesores de secundaria afirman que los alumnos llegan de la primaria sin las competencias y conocimientos básicos que deberían haber desarrollado en este ciclo, los profesores de bachillerato se lamentan de que los egresados de secundaria no cuentan con los estándares mínimos para acceder y tener éxito en la educación media superior y los profesores de licenciatura afirman tener que cubrir con cursos o estrategias remediales los grandes huecos formativos que tienen los egresados del bachillerato.

            El posgrado se ubica entonces en esta gran cadena de deficiente calidad, como un estudio que debiendo especializar y llevar a la profundización o formar para la investigación de alto nivel, tiene más bien que pensarse muchas veces como un nivel que soluciona los problemas de formación que dejó la licenciatura y que hace que los profesionistas no tengan el nivel de desempeño que demanda el mercado laboral.

            La segunda razón para estudiar un posgrado puede relacionarse con la sociedad que centra su valoración de las personas por los “títulos nobiliarios” que ostentan.

            En efecto, vivimos en un país donde el credencialismo tiene un peso muy importante y en el que en el pasado otorgaba estatus llamarse “licenciado” pero que hoy considera insuficiente ese título porque la cobertura del nivel de pregrado universitario ha crecido considerablemente. De este modo muchas personas buscan el estudio de un posgrado por el mero reconocimiento social que tiene llamarse “maestro” o “doctor”. Como docente del nivel doctoral puedo dar fe de muchos egresados que al concluir las asignaturas de su programa y sin haber obtenido el grado, se autonombran doctores y exigen a sus compañeros de trabajo llamarles así.

            Existe también una razón válida, aunque incompleta para estudiar un posgrado. Esta razón es la razón de mercado. En un mundo centrado en la dinámica de la economía que demanda cada vez mayor competitividad y “valor agregado” tanto en los productos como en las personas –a las que considera “recursos humanos”- es cada vez más demandado el título de posgrado para acceder a un empleo o tener movilidad dentro de la empresa en la que se trabaja.

            En este panorama resulta positivo constatar que las empresas e instituciones se preocupan cada vez más por estimular y apoyar la formación de posgrado de sus empleados y directivos. México necesita mejorar mucho sus niveles de competitividad y el contar con profesionistas altamente especializados contribuye en una alta medida a lograr este objetivo. Existen datos de investigación que demuestran que este esfuerzo de crecimiento productivo es recompensado por el mercado laboral, puesto que las personas con posgrado tienen mayor movilidad ascendente en los organigramas de las organizaciones y reciben un mejor salario.

            La razón de mercado implica que los profesionistas que deciden estudiar un posgrado analicen con mucha seriedad el nivel académico de la institución donde van a hacerlo, para no generar un proceso de frustración al invertir tiempo y esfuerzo en posgrados que no van a aportar lo requerido por el contexto.

            Pero existe también una razón más profunda, una razón que está en el corazón humano y que puede –y creo que debería- ser el motor para estudiar un posgrado y para no conformarse incluso con tener un título de maestría o doctorado. Esta razón es el deseo de conocer y crecer, el deseo de auto-realizarnos a través de un proceso interminable de formación personal orientada al compromiso social.

            Estudiar un posgrado por el placer de seguir creciendo en lo profesional y en lo personal es la mejor manera de garantizar el éxito en esta aventura que implica sin duda sacrificios y esfuerzo. Ingresar a un posgrado en una institución que se asume como una comunidad que promueve este placer de buscar el conocimiento y el valor que este conocimiento aporta a la sociedad humana es la mejor manera de lograr el objetivo de mercado y trascenderlo en la ampliación constante del propio horizonte de significados y valores que orientan la vida.

           

 

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