Desarrollo humano y social
Las Misiones, una nueva forma de vivir la Semana Santa
21 junio Por: Prepa Santiago
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Por: Aída Cabrera Cid. Alumna del Bachillerato UPAEP Santiago

Como una de las experiencias significativas que ofrece el Bachillerato UPAEP Santiago hicimos un viaje de Misiones del 8 al 16 de abril del 2017 en Ixtacamaxtitlán, Puebla, población ubicada en la Sierra Norte de Puebla

A mi equipo le tocó ir a la comunidad de Tlalmotolo; con 200 habitantes aproximadamente. Desde el primer momento sabía que sería gratificante apoyar a las personas que con mucho gusto nos recibieron. La gente nos ofreció pernoctar en la Sacristía de la iglesia. También nos dieron de comer. Visitamos diferentes viviendas cada día, por lo que pudimos convivir con 8 familias en sus respectivos hogares. Todoas ellas nos acogieron como si fuéramos uno más del grupo 

Durante la mañana realizábamos las visitas, invitando a las personas a asistir a la catequesis que impartíamos a niños, jóvenes y adultos, así como informar de las próximas celebraciones cerca de la comunidad, en este caso en Tlacuela y en Las Chapas del Norte. Durante las visitas la gente nos recibía con mucho gusto y nos agradecían el esfuerzo que realizábamos para llegar a cada hogar. Nos daban fruta, agua o refrescos. 

Una de las personas que recordamos con más cariño es Doña Juana, persona de mediana de edad, de complexión pequeña, amable y cariñosa por naturaleza, conocida por ser una de las mayordomas del lugar y dueña de una hermosa casa con techo color rojo. Tiene un asombroso árbol ubicado junto a su patio, es tan alto que no sale completo en una foto tomada a lo lejos. Debe medir unos 50 o 70 metros de altura. Entre las ramas colocaron un columpio que tiene dos puntos de salida: uno es a nivel del suelo y tiene una menor longitud de recorrido. El otro es sobre una escalera de madera con una base en la que te detienes de un pequeño tronco para que puedas subir al columpio. Este punto de salida es muy rápido ya que tiene más altura y se hace un recorrido mayor. Desde ahí se tiene una muy buena vista de los cerros y barrancas inundados de árboles. El lugar es simplemente magnífico y sentimos mucha adrenalina.

Pero lo más importante de esta experiencia significativa fueron los Días Santos. Iniciamos el Jueves Santo con la celebración en Tlacuela y la exposición del Santísimo para la adoración. Esta ceremonia normalmente se hace hasta medianoche. Para mí el Viernes Santo fue muy diferente a años anteriores ya que nunca había podido tener la oportunidad de participar en un Viacrucis y nunca me había imaginado dirigir uno. Ese día logré las dos cosas al mismo tiempo: me pareció gratificante estar acompañando a Jesús en su camino al cerro del calvario, en el cual recordamos las 15 estaciones así como la celebración de la adoración de la cruz. Le recordamos a la gente las siete palabras que Jesús dijo en la cruz. También rememoramos la procesión del silencio dándole el pésame a la Virgen María por la muerte de su hijo. El sábado en la tarde, con la celebración del fuego nuevo, se espera con gozo la resurrección del Señor. Ese día me dejó una enseñanza muy importante, porque del mismo modo en el que acompañamos a Jesús en su sufrimiento, lo podemos acompañar en la resurrección surgiendo un nuevo yo, uno mejor, más humilde, tolerante, amable y sobre todo cariñoso para ser una persona más responsable con sus actividades diarias y con las personas que nos rodean. La enseñanza, también fue erradicar las situaciones negativas que la vida te presenta día a día.

El surgimiento de un nuevo yo fue lo más valioso de la misión y sobre todo el valor de la amistad ya que convives con tu equipo nueve días. Estas jornadas fueron increíbles porque me sentí muy bien con Marijo, Xime y Lili. Ellas ya son personas muy importantes en mi vida.

Recomiendo a las personas vivir este tipo de experiencias. Es increíble ayudar a gente que no tiene los mismos beneficios que uno y, sobre todo, no dejar a un lado nuestras creencias, porque éstas nos unen en muchas situaciones, nos hacen crecer personal y espiritualmente. Son muy importantes las enseñanzas que nos dejaron las personas que visitamos. Es gratificante saber que ellos estarán esperando con ansias que los vuelvas a visitar, porque te ganas su cariño y confianza, sobre todo de los niños y de las personas mayores. 

 

Algún día regresaré al pequeño Tlalmotolo para seguir dejando mi granito de arena en las personas de este hermoso lugar. 

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