Cultura
Dramaturgia, un constante encuentro con el otro
09 julio Por: Yolanda Jaimes
Pin It

El espectador no debe ser educado, es el dramaturgo el que a través de sus escritos debe abocar experiencias que sean empáticas con las preocupaciones, alegrías e historias de las personas, es la conclusión de Ricardo Días, especialista en las artes escénicas.

Bellas Artes UPAEP, invitó al director, actor, dramaturgo y docente Ricardo Díaz como parte de la serie de conversatorios Universarte, Encuentros con el Teatro donde habló sobre la importancia de pensar en el espectador para desarrollar los contenidos teatrales.

En su charla titulada “El cuerpo del espectador”, observó que usualmente los dramaturgos caen en la soberbia de querer educar al espectador y se piensa en éste como un monstruo de mil cabezas, cuando en realidad se le debe de considerar de  forma individual para poder llegar a él.

“Es muy grosero de nuestra parte pensar que el espectador debe ser educado, es como omitir una parte importante del diálogo y por otro lado también se tiene que tener en mente que antes de espectador, es persona”, destacó.

Agregó que las personas suelen buscar en un libro, una película, una obra o en una charla, respuestas a sus dudas, sospechas o zozobras y un refugio a esa necesidad de evadir sus temores y de estar en contacto con el otro.

Por lo anterior, indicó, el rol de pedagogo que por mucho tiempo han practicado los dramaturgos es un fallo importante a la invitación que se pretende realizar al espectador a quien se le deja sin la posibilidad de entablar un diálogo.

Aquí, señaló, está la clave del trabajo de los dramaturgos para competir con el imperio de la ficción; se debe pensar qué clase de juegos y articulaciones se le proponen a los visitantes cuando salen de una jornada laboral y lo menos que quieren es entrar al tráfico para después recibir mensajes complejos.

“El cuerpo de cada persona, sospecha, tiembla, busca, se evade, canaliza de diferentes maneras, sale a buscar un diálogo que no le garantiza mucho, en eso estamos en desventaja con el mercado, que le ofrece muchísimas certezas, historias ya hiperconectadas, historias en las que aprendo y me siento bien porque escucho lo que quiero escuchar”, expresó.

Ricardo Díaz confesó que en sus inicios como dramaturgo también creyó que los espectadores necesitaban ser educados y tardó en entender que el sordo siempre fue él, así que hoy al momento de dramatizar, no piensa en mensajes sino en lugares.

Galerías