Cultura
Fiesta de muertos en Puebla,  una celebración prehispánica
26 octubre Por: UPRESS
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[En la familia se validan las tradiciones: Eduardo Merlo]

 “La fiesta de muertos, así fiesta, viene de la palabra indígena ‘huey miccailhuitl’ que quiere decir ‘gran fiesta de los muertos’. No es una conmemoración luctuosa, no es algo que se haya inventado para llorarle a los difuntos. Es la idea de que nuestros antepasados vienen del más allá a convivir con nosotros por algunos días” manifestó el Dr. Eduardo Merlo, arqueólogo Asesor Cultural del Museo UPAEP.

En ese sentido, el Dr. Merlo remarcó que la ofrenda está dedicada a los parientes o antepasados inmediatos de la familia de la casa en donde se pone la ofrenda. “Es recibir a los muertos como los mexicanos solemos recibir a las visitas, dándoles de comer (…) ese banquete es exclusivamente para ellos, los vivos solamente van a acompañar al difunto o a los difuntos que están comiendo el  banquete, la comida no se comparte con los vivos, es comida para los muertos”.

De acuerdo con el Dr. Eduardo Merlo, la celebración perteneció a pueblos de Mesoamérica, es por ello, que la festividad se desarrolla en países de Centroamérica como El Salvador así como Nicaragua además del centro de México. Sin embargo, existen diferencias en la forma de celebrar entre los diversos estados. “No es lo mismo la manera en cómo se recuerda o se ofrenda a los muertos en las ciudades que en el campo, y hay algunas diferencias entre la forma en cómo se celebra en nuestro Estado” puntualizó.

Un rasgo que señala el arqueólogo Merlo es que en el centro del Estado de Puebla, al sur de Atlixco y parte de la región mixteca, desde el más grande hasta los niños, o la familia completa, reciben a los difuntos cuando suenan las campanas de la iglesia. De ésta manera, se entiende que los muertos siguen a los vivos quienes los conducen hasta donde está la ofrenda.

Asimismo describió que en la región de la cañada de Tehuacán y alrededores las ofrendas sobresalen por su decoración: “Se usa mucho el papel metálico, recortado, velas que están preciosamente decoradas, generalmente se pone en la casa desde el 28 de octubre y se lleva del 1 al 2 de noviembre al cementerio, la familia hace una tienda, una casa de campaña sobre la tumba, acomoda el altar que estaba en la casa y vela al difunto toda la noche. Pero la variedad es, que en muchas casas, junto a la ofrenda que pusieron, ponen la escena del difunto cuando murió, si murió en su casa, pues ahí ponen la figura que se está muriendo”.

Por otro lado, en la región norte de Puebla, observó que la ofrenda es más sencilla que la anterior, pero apegada al mundo prehispánico. “Se pone una mesa que se adorna con todos los manteles, ahí se pone toda la comida, se ponen ceras, pero se hace una arco de pinos, que cubre el altar, ese arco de ramas de pinos, se utiliza para colgar los panes, la fruta, todo lo que se le está ofreciendo al difunto con la idea de que no se pierda entre los adornos, que vea exactamente lo que hay y se lo coma. Entonces son muy contrastantes, son muy hermosas, tienen el piso cubierto de las hojas de pino que dan un aroma extraordinario cuando uno entra a la habitación.”.

“En la zona de Atlixco y de Izúcar de Matamoros, entró una novedad a finales del siglo XIX y principios del s. XX, de copiar el monumento que se ponía el jueves santo en honor de la eucaristía, hacer una serie de columnas barrocas, forradas de satín para realmente hacer un retablo, este retablo a veces es de tamaño de toda la habitación en donde se puso pues el dueño quiere presumirle a la comunidad que sí se acuerda de sus muertos y quiere presumirle al muerto de que le está ofreciendo lo mejor” enunció el Dr. Merlo para describir la festividad de la región.

Finalmente, lamentó que en la ciudad de Puebla, existen una serie de variantes distantes de la tradición debido a la importancia de la ofrenda sobre el difunto con el fin de llamar la atención a los turistas. “Con esto se terminó la tradición porque estoy poniendo una cosa que atrae a la gente de afuera, pero el difunto ya no vale nada. Incluso se hacen ofrendas a cosas absurdas”.

“Las tradiciones, quién las hacen validas, es la familia, si la gente en su casa no le enseña a los niños a cumplir con ella, morirá para la siguiente generación. Eso nos pasa con muchas tradiciones- La de muertos todavía no, pero esperemos que la gente comprenda esto. No pierde nada con poner la ofrenda, no tiene que ser espectacular. Cualquier cosita que pongan en nombre de los antepasados va a darle ánimos al niño para que lo haga cuando sea adulto y a su vez lo transmita. Se debe recordar que es una fiesta, es estar disfrutando” concluyó.

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