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Soraya, actualmente becaria UAF, comprobó que la tercera es la vencida
18 diciembre Por: Yolanda Jaimes
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Con perserverancia y esfuerzo, Soraya Flores, logró entrar al programa de becas Una Apuesta de Futuro, que apoya a líderes comunitarios a continuar sus estudios.

Soraya Flores Olvera, originaria de Juárez Coronaco –perteneciente al municipio de San Matías Tlalancaleca–, fue una de las 13 estudiantes elegidas para formar parte de la generación 2020 del programa de becas Una Apuesta de Futuro para estudiar la licenciatura en Enfermería con lo que se demostró a sí misma que la perseverancia es clave para lograr todo lo que se proponga.

Y es que el camino que ha recorrido Soraya para que hoy sea parte de UAF y esté cumpliendo sus sueños no ha sido fácil pues ha estado lleno de adversidades. Para empezar,  su primera desilusión fue al salir del bachillerato; en 2018 postuló para una universidad a la que no logró entrar. No obstante, gracias a este obstáculo se enteró del programa de UAF que ofrecía UPAEP y para el cual decidió aplicar.

Fue así que en 2019 se informó respecto al programa para que la orientara en el proceso, sin embargo, confiesa que fue una etapa difícil ya que constantemente pensaba que la mayoría de sus ex compañeros ya estaban estudiando y ella no se sentía segura de cumplir con todos los requisitos para la beca. Lamentablemente ese año tampoco logró entrar a la universidad.

Más allá de la derrota, Soraya vio los aprendizajes que le habían dejado aquellas experiencias y decidió aprovecharlas para intentarlo una última vez en el 2020. Decidió tomar las ventajas que había ganado, puesto que ya conocía el proceso, trabajó más duro en el servicio social y sabía qué tenía que mejorar.

“En cada intento, me esforcé aún más para poder quedarme”, confesó.

Además de que sabía que el servicio comunitario es uno de los requisitos principales ella disfrutaba mucho poder hacerlo y ayudar a los demás de una u otra forma. Por ello, estuvo en un proyecto al que nombraron como “Vida por Vida”, en el que trabajaban principalmente con niños de primaria para darles pláticas y talleres sobre cuidado ambiental.

Asimismo, el año que dejó de estudiar estuvo involucrada en un programa de gobierno, “Jóvenes Construyendo el Futuro”, en donde se dedicaba a cuidar y acompañar a adultos mayores y personas con alguna discapacidad. Fue ahí cuando comenzó a disfrutar más el servicio social.

“Comencé a sentir mayor satisfacción por el trabajo social, ya que al inicio lo veía más que nada como un requisito que debía cumplir para obtener la beca”, comentó. Esto contribuyó también a que su seguridad creciera pues sabía que estaba mejor preparada y podía verlo en su documentación durante el proceso.

“Comparaba los papeles y sí veía un gran cambio, tanto en el lado personal como en la parte laboral que había conseguido de todos los proyectos en los que había participado”, agregó.

Algo de lo que siempre había estado segura desde que salió del bachillerato era que su vocación estaba dirigida hacia la Enfermería. Algunas circunstancias que había vivido, como la enfermedad de su papá un tiempo atrás o los cuidados que requería su abuelo debido a sus dificultades de salud, fue lo que la motivó a elegir dicha carrera y era un sueño que quería alcanzar.

Por ello, sabía que de una u otra manera lo iba a lograr. Los resultados que obtuviera en su último intento no la iban a detener. Soraya había aprendido a tener un plan B. Si nuevamente no lograba ser aceptada en UAF, aceptaría la oportunidad de empleo que le ofrecía el lugar en el que estaba realizando una capacitación.

“Esa era mi alternativa, pero mi sueño era poder ser enfermera, entonces pensaba estudiar quizá de forma online mientras trabajaba”, compartió.

No obstante de que contaba con el apoyo de sus padres, quienes dice ya son personas mayores, no quería que aún tuviesen que preocuparse por seguir trabajando para pagar sus estudios. Por eso, veía como una gran oportunidad la beca de UAF para salir adelante por sus propios méritos.

Cuando le dieron la noticia no podía creerlo, fue una gran satisfacción tanto para ella como para sus padres. “La noticia fue una gran sorpresa, a veces todavía no me la creo. Mi hermano y mis papás estaban muy felices por mí”, comentó.

Ella dice ser muy apegada a su mamá, por ello, cuando llegó el momento que debía partir para ir a la casa de UAF, estaba un tanto triste. Sin embargo, confiesa que el cambio no fue tan complicado y que ha sabido sobrellevarlo. La única parte difícil ha sido la parte de que las clases sean en modalidad online.

“En mi casa no tenemos internet, por lo que no estoy muy acostumbrada a estar en línea, además que estuve bastante tiempo sin estudiar, pero estoy muy feliz y me gusta bastante la carrera”, mencionó.

Y como parte de su proyecto social está trabajando junto con un equipo en un proyecto enfocado hacia educación y trato que reciben los adultos mayores en cuanto a temas de salud pública.

Finalmente Soraya agregó un mensaje para los que patrocinan y hacen posible el sueño de muchos chicos, “Muchas gracias por ayudarnos a cumplir nuestros sueños, sin ustedes ahorita mi vida estaría en otro rumbo, me esforzaré por no decepcionarlos”, concluyó.

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