No es egresado de UPAEP, pero tiene tatuada la filosofía institucional. Julio César Durán llegó hace casi 20 años a las Águilas de Atletismo para colocar a varios deportistas en lo más alto del pódium, pero sobre todo para formarlos como personas de bien.
¿Cuál es su primer recuerdo, su primer acercamiento con el deporte en general?
Algo muy importante de mi vida ha sido el deporte; mi papá fue quien nos inculcó esta parte, él fue campeón nacional en 100 metros planos en 1956 aproximadamente. Él nos inyectó esa pasión por el atletismo, de chicos escuchábamos historias de sus carreras, de cómo destacaba; en casa no había mucha comunión con el fútbol porque obviamente a mi papá no le gustaba y por ende a nosotros a tampoco.
Mi hermano, el más grande también fue campeón estatal en 100, desde muy joven destacó a nivel nacional en atletismo; realmente todos, yo también competí, mi hermano el que me sigue en salto de altura y mi hermano el más chico, que también estudio en la UPAEP, compitió a nivel nacional y también representó a la universidad en eventos de atletismo.
En mi caso representé mucho a Puebla en eventos nacionales de velocidad y bueno al concluir mi carrera de Educación Física me dediqué a entrenar chicos con la misma pasión.
Tengo más 30 años, de hecho, estaba yo en la escuela de Educación Física cuando empecé a entrenar chicos, me empezó a gustar esa parte del entrenamiento, comencé a trabajar prácticamente con chicos de primaria, después subí con los de secundaria, después tuve la fortuna, en la Normal del Estado, que un compañero me dio la oportunidad de trabajar con el equipo de secundaria y llevarlos a una competencia precisamente a Monterrey y regresar gracias Dios con muy buenos resultados
¿Cómo recuerda su etapa de competidor?
Estaba yo como en quinto de primaria y siempre destaqué en velocidad; también jugué basquetbol, era el movedor, difícil de marcar por ser zurdo.
Me dediqué más al atletismo y me acuerdo que fuimos a un evento de zona y me ganaron, me dieron como dicen “una santa repasada que ni Dios padre me la quito” y dejé esa parte del atletismo. Pasaron algunos años y yo veía que todo mundo se esforzaba y decidí volver, me entró la pasión nuevamente y creo que también fue el profe que llegó.
Hicimos eliminatorias y el profe me empezó a “jalar”, comencé a entrenar y a ganar, ya sabes zona, región, después me fui al estatal y ya lo interesante fue el despegué en el CENHCH. Recuerdo que esa vez estaba novato, venía de Cholula y pues era el único que clasificó al estatal en velocidad; cuando me di cuenta estaba yo en el prenacional y en aquel tiempo pasaba el primero y el segundo lugar y pues dos chicos de Veracruz me ganaron, ellos terminaron siendo el campeón y el subcampeón nacional.
De ahí bueno, seguí avanzando en regionales, iba a los nacionales con los relevos de Puebla, llegué a obtener segundos lugares en 100 m, tercer lugar regional en velocidad en categorías juveniles.
A nivel universitario, lo que es ahora Universiada, llegué igual a ser campeón estatal en 100 m, competí en la etapa regional y quedé en segundo, me clasifiqué para el nacional, pero ya no pude competir porque me enfermé.
También llegué a ir a competencia de primera fuerza a la Ciudad de México como invitación a relevos, fui a varios eventos a eventos internacionales como el de Molina Celis en el que participaron competidores de URSS y EEUU.
En general mi participación fue moderada y creo que eso me orillo a decirme por el ser entrenador, prepararme para llegar a tal meta.
¿Estudiando la licenciatura es que empieza usted a entrenar?
Sí, yo le decía a mi mamá que quería estudiar para profesor, pero a ella no le parecía tanto. Decidí terminar el bachillerato pedagógico que iba enfocado a educación física con la condición de que si no me gustaba me cambiaría.
Cuando llegó la hora de la licenciatura, decidí que esto es lo mío y creo que nací para ser maestro. Gracias a Dios ya llevamos varios años de docente y pues también de entrenador, estamos casi a la par llevando las dos y combinándolas.
Su primera medalla como entrenador, ¿la recuerda?
Creo que de las primeras medallas que realmente obtuve como entrenador fue con mi hermano el más chico, que estaba en secundaria. Le dije si te vas conmigo, tú vas a entrenar; afortunadamente le gustó el ejercicio.
Disfruté porque realmente lo tomé de cero, entonces comenzamos a trabajar a entrenar, empezamos a hacer el trabajo y bueno con el tiempo se fueron dando las cosas y sí, fueron en eventos escolares y de ahí en algunos eventos de invitación nacionales que venían equipos de Monterrey, de la CDMX, Tlaxcala, Chihuahua, etc. Era un evento grande que teníamos y se organizaba de tal manera que se manejaban todas las categorías y yo creo que ahí fue donde empecé a ganar medallas, con mi hermano y con otros atletas empecé a disfrutar esa parte de sentirse bien uno mismo y de ver que también los chicos se sienten bien, yo creo que ahí fue el momento culminante.
¿Su llegada a UPAEP como se da? ¿En qué año? ¿Bajo qué condiciones?
Hace casi 20 años cuando llegué a la Universidad fue una transición, cuando yo llegué al equipo, éste estaba en una transición por lo que empecé casi desde cero.
Recuerdo muy bien a Joel Rodríguez Alarcón ese niño tiene una historia muy interesante, con final feliz. En el Instituto me mencionaron que era muy rebelde; hablé con el chico y efectivamente era complicado, difícil de tratar por su rebeldía natural de la juventud, le dije que UPAEP le ofrecía beca y una buena educación.
Las autoridades me cuestionaron un poco peor les pedí paciencia, una vez me dijo me dijo “oiga le hago una pregunta, ¿sabe lo que está haciendo? porque mi futuro está en sus manos”. Le contesté que sí sabía lo que hacía, le expliqué el porqué de las cargas de trabajo y el entrenamiento y después me dijo “sí confío en ti al 100%”. Eso me dio mucha fuerza porque en ese entonces tenía como 30 años.
Joel fue un parteaguas, fue medallista nacional de CONADEIP en el 4oo c/ vallas . Fue un buen atleta que me abrió el espacio, la confianza primero y después el trabajo y eso hizo que otros se quisieran unir a la UPAEP.
Es una muy buena experiencia la de Joel, lo tengo muy presente y al final terminó la carrera, que era lo importante, y a la fecha ese chico tienes su pequeña compañía y le va muy bien; afortunadamente creo que valió la pena ese trabajo de inversión, de paciencia y de trabajo.
De ahí te puedo mencionar otros atletas como Mario Enríquez que era un saltador de longitud y que estudió Medicina, Jerónimo Reynoso de decatlón y garrocha, él estudio Mecatrónica. Christopher Giménez era un saltador de longitud y nos fuimos a un evento Centroamericano repensando a México; en la rama femenil Fabiola Juárez nos dio buenos resultados en CONADEIP (pruebas de 100 y 400 c/vallas) siempre estuvo entre los mejores; en CONDDE también obtuvo medallas nacionales. Ella tiene récord vigente de CONADEIP en la prueba de los 400 c/vallas, la consiguió hace 10 años en Xalapa.
Emmanuel Hernández, fue tricampeón nacional de CONADEIP (2013, 14 y 15); en su preparatoria era muy destacado, muchas universidades lo buscaron pero se lesionó. Logré platicar con él, platiqué con los papás y le dije “si tú le apuestas a UPAEP, yo creo en ti”. Hoy en día está concursando para hacer el diseño de la Q5 de la Audi; si ganan el proyecto se irá a Alemania dos años.
Otro atleta que ha destacado mucho es Luis Gerardo Ávila; es de salto de altura, pero participó en relevos y 400 c/vallas; en esas pruebas fue medallista nacional. Él decía “tenemos que trabajar por el equipo, somos pocos y pues vinimos a dar todo”.
Erika Téllez, venía de la BUAP y estudió con nosotros la maestría. Cuando estaba en la BUAP nunca pudo vencer a la UDLAP y al llegar con nosotros no volvió a perder con Aztecas. Quedó campeona este año en CONADEIP.
Actualmente contamos con Karina Hernández que este año ganó medalla nacional de CONADEIP en las pruebas de 3000 s/p. 1500 y 5000. Arturo Hernández quedó campeón el año pasado en los 800 m en la categoría Juvenil C y este año fue segundo lugar en la misma prueba pero ya en Primera Fuerza.
¿Cómo hacerle para inculcar valores a los chavos como el ganar de forma limpia, bajo una filosofía institucional? Sobre todo un deporte donde se busca ganar a través de la trampa (el dopaje) El barón Pierre de Coubertin decía; “lo importante no es ganar, sino competir”, ahora lo importante no es ganar, sino es lo único. Imagínate como ha quedado el concepto, lo que comentas, no me interesa ponerme lo que me tenga que poner con tal de ganar.
Mira, es complicado y yo siempre he ido con una política: “si me vas a ganar, pues gáname bien”, y “si eres mejor que yo, pues ni modo”, ¿Qué tengo que hacer?, pues entrenar más duro, sacrificarse más para poder llegar a esos logros.
Mira, es complicado pero yo les digo a mis chavos que la verdad siempre sale tarde o temprano. Todos los días yo platico con ellos de cero trampa, trabaja más, hay que ver que camino quieres, el corto o el largo; yo prefiero el más largo pero el más conciso.
Creo que las materias que llevan en la universidad ayudan y refuerzan esta idea del bien ganar; sí, es una lucha difícil, pesada, pero no me he cansado en 20 años y espero no cansarme nunca de seguirles diciendo “no importa, te ganaron, fue bajo tu esfuerzo, tus condiciones, y bueno, al final del día eso nadie te lo va a quitar, porque cuando tu llegues a un trabajo, pues no vas a encontrar el camino corto, sino vas a encontrar un camino largo”.
En una competencia, otro de los equipos se puso carnitina y óxido para poder recuperarse, yo hablé con mis atletas y les dije que no me importaba el resultado sino el que hicieran su mejor esfuerzo y que demostraran lo que habían entrenado. Esa vez quedamos en segundo lugar por debajo del Tec CEM y en tercer lugar el equipo que se había puesto los “fogonazos”.
Cuando llegamos a la grada les dije a los míos, “ya ven, es que eso no se necesita, aquí lo que se necesita es actitud y mentalidad, y si quieren que volvamos a correr, les vamos a volver a ganar”. A mis atletas los puedo ver a la cara, como sociedad, ahora se están perdiendo muchos valores de respeto para los demás.
Justo en ese tema coach, algo lindo para usted debe ser esta labor de no sólo formar deportistas sino personas. En su labor de docente me imagino que también busca dar enseñanzas de la vida real a través del deporte.
Cuando doy clase, en secundaria y prepa, pongo como ejemplo a los chicos de la universidad. Emmanuel Hernández me comentó que cuando estaba en la secundaria era un relajo y su papá lo mandó a un taller de hojalatería y pintura. Ahí lo pusieron a raspar un microbús y me dijo que que cuando comenzó a rasparlo descubrió que quería estudiar diseño automotriz. Después a través del deporté llegó a estudiar esa carrera.
El punto es que hay que sacrificarse, hay que trabajar mucho, “picar piedra”, como dicen en el deporte. Hay que picar mucha piedra para poder forjar ese carácter y ese temperamento, y al final del día salga uno adelante.
Me imagino que para usted fue fácil embonar en la UPAEP por los valores que se promulgan.
Me fue fácil. Te voy a decir un detalle, yo fui el único de mis hermanos que no estudió en la UPAEP; porque yo lo decidí y me quise ir al magisterio. Yo escuchaba a mis hermanos en la casa que decían: “ya fuimos a la peregrinación”, “ya fuimos a este trabajo, a este retiro”. Realmente te soy muy honesto, no me fue muy difícil embonar en UPAEP, porque prácticamente yo lo escuchaba en casa, y obviamente primero por mis padres, que nos forjaban esos valores.
Lo que te comentaba, siempre me gustó esa parte de la formación que se les da a los alumnos, de trabajo en valores, y por eso te digo que no me fue nada difícil, al contrario, me sentí como en mi casa, que la sigo sintiendo como mi casa, aunque no estudié ahí, pero bueno, soy UPAEP a morir. A veces mi esposa de broma me dice: “Oye, ¿a poco te vas a poner esa playera verde?” y yo me río, o ella de repente me dice: “no, el verde aquí está vetado”. Solo es una cuestión de cómo hemos traspasado esa parte, nos sentimos muy orgullosos de ser UPAEP. Yo creo que también soy UPAEP.
Comunidad
Julio César Durán, formador de personas a través del atletismo
13 noviembre Por: Hugo Quintero