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¿Cómo logré ser asistente en una producción ganadora del festival de cinematografía de Ámsterdam?
05 noviembre Por: Edgar Ulises Escamilla Tiburcio
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No tenía más que un par de semanas que había llegado a París como estudiante de intercambio, cuando recibí la inesperada llamada de mi mejor amiga, Paulina Benavides, a quien también puedo llamar hermana porque, en realidad, crecimos el uno al lado del otro. Es ese tipo de amistad tan cercana, que no necesitas llamarle a diario para saber que cuentas con ella: la llevas en el corazón.

Paulina y yo compartimos siempre un gusto por el arte, aunque por caminos diferentes. Ella es diseñadora industrial y yo estudiante de comunicación. Ella amante de la moda y del arte conceptual, y yo enamorado del arte dramático y la literatura. En esa época, mi querida amiga estudiaba una maestría en “Personal Fashion Styling & Communication” en Milán, mientras yo me encontraba de intercambio estudiantil en la universidad de París Nanterre.

Entonces contesté su llamada y, después de unos minutos de una charla casual, me hizo una proposición que jamás me habría imaginado: asistirla en el Fashion film que había estado desarrollando por largo tiempo. Me complace decir que, quienes tenemos la dicha de conocer a Paulina, sabemos que es una mente creativa inigualable y que trabajar a su lado es un divertido y fructífero privilegio. Por lo tanto, deseché de mi mente cualquier posible impedimento para participar de esta nueva experiencia y acepté.  

Normalmente, mi trabajo era apoyarla como asistente de dirección de arte, puesto que ella fue la directora de arte. Pero Paulina es tan versátil que su trabajo no se limitaba al concepto artístico, puesto que también era la productora y la guionista de este gran proyecto. Por si fuera poco, la historia que buscaba contar distaba de ser superficial: quería demostrar cuán bellos son los adultos mayores a través de la inspiradora historia de la sexagenaria modelo y renombrada maquillista Agnès Tassel. Por lo que, si el trabajo de mi mejor amiga era tan amplio que abarcaba el guion, el estilismo, la producción y el concepto, entonces mi trabajo como asistente también se ampliaba a ser el asistente de la guionista, la estilista, la productora y la directora artística.

Cuatro días antes de la filmación, Paulina llegó a París y comenzó nuestra labor. Durante el día, recorríamos las tiendas del centro de París para encontrar los accesorios más adecuados para el concepto del cortometraje, con apenas una pausa de 20 minutos para comer algún bocado, y por la noche nos dedicábamos a coordinar detalles, como la visita a los showrooms para recoger una multitud de prendas, cuyo costo rebasaba por mucho el precio de mi intercambio estudiantil. Me parece que dormimos, en promedio, cuatro horas diarias durante esos cuatro días. Aunque parecía un trabajo duro, realmente lo disfruté. Además, gracias a estas idas y vueltas, tuve la oportunidad de encontrarme con Diane Pernet, la fundadora de ASVOFF, el festival de cinematografía de moda en París.

El día de filmación fue un domingo, en el prestigioso hotel Raphael, perteneciente al grupo hotelero parisino Les Hotels Baverez. Mi sorpresa no fue sólo la elegante fachada del edificio, sino la locación: está a tan solo una cuadra del Arco del Triunfo. Sin embargo, la belleza del lugar no logró apaciguar las vueltas que tuve que dar ese día, el único día de filmación. Teníamos 10 horas para filmar un Fashion film, y el equipo, aunque pequeño, era fabuloso. Como directora, la singapurense Zo Fan, fundadora de Zo Fan Productions. Como productora, directora de arte, guionista y estilista, Paulina Benavides Jarillo. La estrella era Agnès Tassel, a quien tuve el honor de atender personalmente.

Entonces, a las 11 am, Agnès Tassel estaba ya siendo maquillada por Laura Muel, mientras Zo y Paulina decidían los encuadres del film, puesto que era la primera vez que tenían acceso a la locación. Necesitábamos ganar tiempo. Mientras tanto, yo me dedicaba a observar los más mínimos detalles: verificando una y otra vez que las prendas estuvieran en el orden correcto para las tomas, checando si Agnès quería agua o algún expresso, limpiando los objetos que saldrían a cuadro para que se vieran relucientes, recordándoles cada 15 minutos que se agotaba la jornada.

Sin embargo, mientras el corto se realizaba, a Zo y a Paulina se les ocurrían nuevas ideas que incluían nuevos objetos, y eso significó que yo buscara esos artilugios a última hora. Afortunadamente, una de las ventajas de estar en un hotel cinco estrellas, es que casi todos tus deseos te los hacen realidad, y eso significó que nos prestaran una bandeja de lujo y algunos otros utensilios elegantes.

Las horas pasaban y yo sentía que mi larga lista de cotejo era corta en comparación con todos los imprevistos que debíamos solucionar aquel día, lo cual me mantuvo corriendo, literalmente, en los alrededores del hotel. Entonces me convertí en una especie de Andrea Sachs en “The Devil wears Prada”, pero en París: atravesando a toda velocidad las avenidas que rodean al Arco del Triunfo con enormes bolsas que podían contener cafés, ensaladas, papelería, botas, vestidos, faldas, pinzas, hilos, agujas, mapas, entre otras cosas inexplicables.

Finalmente, casi a medianoche, se terminó la filmación. A las 8 am, Paulina y yo nos dirigimos hacia los distintos showrooms para devolver las prendas que patrocinaron. Aunque esta actividad parezca sencilla de realizar, en realidad es bastante estresante, porque todas las prendas debían ser entregadas tan perfectas como nos las habían dado. El privilegio de transportarlas y cuidarlas conlleva una enorme responsabilidad y puede llegar a ser exhaustivo.

Meses después, a Paulina la publicaron en el sitio web de Vogue Italia, en donde fue entrevistada por el gran trabajo que logró al producir “The atypical life of Agnès Tassel”. Tal logro me llenó de mucha alegría, no sólo por mi hermana del alma, sino también porque yo también fui partícipe de tan magnífica obra. Por si fuera poco, hace un par de semanas, a través de unas notificaciones por Instagran, me enteré de que este cortometraje resultó ganador en la categoría de “Best Student Film” (mejor cortometraje estudiantil) en el Festival de cinematografía de moda de Ámsterdam (FFFA). Unos días después, me enteré de que nuestra modelo, Agnès Tassel, fue nominada a mejor actriz en la sexta edición de CinéFashion Film Awards (CFFA’s) en Estados Unidos.

Todavía no entiendo cómo pude ser parte de un proyecto que ha dado la vuelta al mundo. Sé que he sido privilegiado. Sé que he sido bendecido con estas oportunidades, que parecen haberse dado de la nada. Sin embargo, sin todo el apoyo que me dio la oficina de internacionalización, mi directora de carrera, el departamento de Bellas Artes UPAEP, y las becas que recibí de parte de la Universidad, y el apoyo de mis padres, jamás habría podido coincidir con Paulina para poder ser asistente en este cortometraje de moda.

Aquí la página oficial del Festival de cinematografía de moda de Ámsterdam

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