Una vida complicada y llena de adversidades no ha sido una limitación para sobresalir académicamente y socialmente para ganar una de las 13 becas de la generación 2020 del programa Una Apuesta de Futuro.
Oscar Yahir Hernández Hernández, originario de Huitzitzilingo obtuvo la oportunidad de continuar sus estudios gracias al programa de becas que la UPAEP ha impulsado para apoyar a líderes comunitarios.
Huitzitzilingo es una pequeña comunidad del municipio de Orizatlán en Hidalgo donde el principal ingreso de las familias se origina de la siembra de naranja y al cultivo del café, aunque a decir de Yahir, no le han sabido sacar provecho debido la falta de profesionalización de los pobladores no solo en el ámbito económico sino tecnológico, lo que les ha limitado al momento de generar ingresos.
Por esta razón, Oscar eligió estudiar la licenciatura en Ingeniería en Computación y Sistemas en UPAEP, ya que desde muy pequeño se dió cuenta de la realidad en su comunidad.
La carencia de tener acceso a una educación de calidad es uno de los mayores problemas que ha identificado, principalmente en el ámbito tecnológico, por ejemplo, cuando iba en la preparatoria notó que la mayoría de sus compañeros no sabían cómo utilizar una computadora debido a que nunca habían tenido acceso a ese ni a ningún otro dispositivo básico.
“Esto me motivó para aportar mi granito de arena y poder aportar algo para cambiar esta situación. Fue así que comencé a buscar niños que quisieran o tuvieran curiosidad por aprender un poco sobre la tecnología, enseñarles lo que sabía y que en un futuro tuvieran al menos conocimientos previos para poder utilizarlos”, comentó.
Y es que su curiosidad por la tecnología comenzó desde muy joven, “En la secundaria fui acreedor a una beca del 100% para tomar un curso sobre las TIC 's, desde ahí fue despertando mi interés por estos temas”, confesó.
Su necesidad por contribuir a mejorar esta situación fue algo que lo llevó a desarrollar su espíritu de liderazgo y no sólo con respecto al ámbito tecnológico o académico, pues más tarde descubrió que los temas ecológicos también le interesaban.
“Desde que estaba en secundaria me llamaba la atención todo lo relacionado al medio ambiente y la agricultura, un tiempo trabajé en el campo, aprendí a sembrar y cuidar plantas, por eso en la prepa, como parte de mi servicio social decidí explorar el área ecológica”, expresó.
Aunque hasta cierto punto podría llegar asonar un tanto paradójica la búsqueda de impulsar el uso de la tecnología como una forma de desarrollo social y al mismo tiempo promover el cuidado del medio ambiente, Oscar tiene muy clara su postura ante ambos temas.
“Creo que conforme la tecnología avanza se busca con ella una forma de mejorar la vida, y al mismo tiempo se intenta coexistir con la naturaleza en favor de disminuir el gran problema de la contaminación que se genera por las actividades cotidianas del hombre, por ejemplo”, comentó.
Teniendo muy claras sus ideas fue que participó en distintas labores en favor de su comunidad, formó parte de un grupo que se dedicaba a sembrar vegetales para consumo propio y generar recursos para su preparatoria, enseñaban a las personas a aprovechar los pedazos de tierra para sembrar su propio alimento e incluso poder generar ingresos.
Eso, junto con su forma de ver las cosas, sus ganas de querer hacer un cambio y el haber puesto en práctica sus conocimientos en favor de su sociedad fue lo que lo hizo merecedor a la beca de UAF, la cual tuvo como objetivo alcanzar desde que se enteró que existía.
Y es que uno de los requisitos era ser un agente de cambio en su sociedad, sin embargo, más allá de verlo como una obligación, lo vió cómo una oportunidad para ayudar a su comunidad, y eso fue lo que más le llamó la atención.
“Me gustó bastante que con esta beca nos dan la oportunidad a jóvenes como yo de poder estudiar y hacer un cambio en nuestra sociedad”, comentó.
Y aunque al comienzo del proceso para conseguir la beca tuvo mucha incertidumbre y hasta llegó a dudar de su capacidad, al final, tanto él como su mamá se llevó una gran sorpresa al saber que había sido aceptado.
“Fue una sorpresa muy grande, UPAEP era mi primera opción, el empeño que puse para llenar mis papeles, el venir desde Hidalgo a hacer mi examen, la incertidumbre, todo valió la pena, No tengo palabras para describir el momento en que me dijeron que era parte de UAF”.
Desde que llegó a la casa de UAF, confiesa que se siente muy feliz y que aunque extraña bastante a su familia, él está acostumbrado a adaptarse muy rápido a los cambios, además de que está muy tranquilo de tener disponibilidad a muchos de los servicios que en su comunidad suelen ser escasos, como el agua o la luz por ejemplo.
Sabe que todo el esfuerzo valdrá la pena y una de sus mayores motivaciones es poder devolverle a su mamá todo lo que ha hecho por él y por su hermanos.
“Estoy eternamente agradecido con quienes hacen posible este sueño, creo que jamás voy a terminar de pagar lo que están haciendo por mi; voy a hacer todo lo posible para desarrollar los proyectos que tengo, realizar las metas que me he propuesto y ser parte del cambio en la sociedad”, concluyó.
El programa de becas, Una Apuesta de Futuro, funciona gracias a las aportaciones que empresas e individuos aportan voluntariamente así como a los fondos generados por la venta de boletos del tradicional sorteo UPAEP.