La generación 2020 del programa de becas Una Apuesta de Futuro cuenta con la joven Arlette Mesas, quien eligió estudiar Comercio y Estrategia Internacional para impulsar a los pequeños comercios de su comunidad.
Por: Jacqueline Huerta Romero
Ir a la universidad no estaba dentro de los planes de Arlette Mesas Pineda, pero gracias al programa de becas Una Apuesta de Futuro, inició este periodo académico sus estudios en la licenciatura de Comercio y Estrategia Internacional.
Ella es originaria de Tizayuca, una comunidad del estado de Hidalgo, en donde su familia compuesta por ella, su mamá y su hermano mayor tienen un negocio de helados y paletas de hielo, actividad que le motivó a elegir su carrera, pues se dio cuenta que el comercio informal es una práctica muy común no solo en su comunidad, sino en todo el país.
Además, desde que estaba en la preparatoria siempre tuvo un espíritu emprendedor y ganas de poder aprender más, por ello fue estudiante e integrante de Mujeres Líderes en STEAM, un programa de mentorías en áreas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. Y fue gracias a una compañera de este grupo que Arlette se enteró de la beca que ofrecía UPAEP.
Apoyada por su familia y por su determinación fue que se decidió a aplicar a la convocatoria, “Yo consideré que tenía el perfil que ellos buscaban y las herramientas necesarias para participar y a pesar de que no tenía planes de ir a la universidad por los gastos que se generan, cuando me enteré de esta oportunidad y le platiqué a mi mamá ella me apoyo completamente”, expresó.
“Cuando me dijeron que yo fui seleccionada para la beca, no pude evitar llorar de emoción e inmediatamente le di la noticia a mi mamá. Para mí fue un gran alivio y una esperanza de una nueva oportunidad”, confesó.
De entre 17 primos que tiene, ella es la primera estudiar una carreara universitaria y eso la hace sentir muy orgullosa pero también tiene claro que representa un compromiso muy grande no solo con ella misma, si no con toda su comunidad. Puesto que, como parte de la beca debe desarrollar un proyecto social que impacte en su comunidad.
Aún no tiene claro qué proyecto quiere dirigir para lograr ser un agente de cambio dentro de su comunidad. No obstante, no es la primera vez que de alguna forma ha buscado ayudar socialmente a su entorno, mientras estaba en la preparatoria dedicaba gran parte de su tiempo a recolectar y donar “tapitas”, también juntaba juguetes y ropa para obsequiarlos a comunidades marginadas.
Acciones que sumaron a su trayectoria para hacerse acreedora a la beca del programa Una Apuesta de Futuro, cuya finalidad aportar es combatir el rezago educativo.
Arlette ya inició sus clases en UPAEP y aunque las clases son en línea debido a la pandemia, ya se encuentra en la casa de Una Apuesta de Futuro pues la conectividad en Tizayuca no es la mejor.
Es la primera vez que Arlette se separa de su familia pero los becarios de Una Apuesta de Futuro reciben siempre acompañamiento para que logren adaptarse a este cambio brusco de pertenecer a una comunidad y llegar a la ciudad, además, en la casa UAF convive con los demás becarios con quienes ha podido establecer buena relación.
“Los maestros han superado mis expectativas por completo, no creía que tuvieran esa capacidad de explicar con la calidad con lo que lo hacen”, indicó.
No obstante, confiesa, quisiera tomar clases presenciales pues el uso de la tecnología no se le da tan fácilmente.
“Estoy muy agradecida con las personas que apoyan nuestros sueños y que hacen posible que nuestras expectativas de vida cambien, quiero invitarlos a que se sumen a seguir apoyando a más jóvenes. Hay muchas personas allá fuera con mucho potencial pero que por falta de recursos no pueden aprovecharlo”, concluyó.