Uriel Atanacio Medellín, egresado de Ciencias Políticas plasma el fenómeno migratorio en la trilogía “La Apología del Encuentro”.
Su inmersión en la literatura inició a los 9 años, edad en la que ya escribía cuentos para un programa infantil de Radio Universidad Veracruzana, pero su participación en proyectos sociales durante la secundaria y preparatoria le hicieron confirmar su vocación y decidirse por estudiar Ciencias Políticas en la UPAEP.
“Desde pequeño tuve tres anhelos: la literatura, el trabajo social y el cine, pero al coordinar ‘Al Ataque con la A’, un proyecto de alfabetización para zonas de alta marginación en el estado de Veracruz, encuentro esa vocación por trabajar y diseñar proyectos sociales y me decido a estudiar Ciencias Políticas ya que era la licenciatura que me permitía poner en práctica esta pasión por el trabajo social desde el enfoque del análisis amparado por Don Manuel Díaz Cid”, expresó.
En UPAEP, Iván Uriel Atanacio Medellín, siempre se caracterizó por su participación estudiantil, participó en la narración de campeonatos de básquetbol, escribió para el periódico estudiantil ‘El Universitario’ y fue presidente de la Sociedad de Alumnos, posición a partir de la cual logró impulsar alianzas con otras universidades y la Asociación Nacional de Estudiantes de Ciencia Política.
Además, durante su trayectoria académica tuvo también la oportunidad de impulsar “Maximato Económico” y “Pobreza Extrema”, dos documentales que le dieron la oportunidad de hacer realidad el tercero de sus tres anhelos: el cine.
En este sentido, dijo, es importante ver todas las dimensiones que tiene una carrera.
“Ciencias Políticas es un campo enorme que me permitió no solo analizar fenómenos sociales desde diferentes teorías, también me permitió diseñar proyectos sociales, políticas públicas, escribir libros como medios de consulta para distintas instancias de gobierno. El perfil de la carrera se ha ampliado, a mí lejos de limitarme me permitió mayores herramientas para dedicarme a la literatura”, detalló.
Y es que su regreso a la escritura creativa se dio cuando cursó Filosofía Política, sobretodo porque sintió la necesidad de expresar ideas y explicarse todo aquello que le había configurado, pues la migración fue un tema que vivió en el contexto estudiantil y familiar.
“El arte tiene ese compromiso de retratar lo que se vive, de rescatar la historia y de plantearse preguntas hacia al futuro. El compromiso social es importante porque de alguna forma cuando plasmas una historia, una novela. El Surco se trata de dar voz a quien no tiene voz, la migración eran números, leyes, estadísticas, pero no historias de vida, sentimientos, rescatar el dolor y el amor cuando se migra en ese sentido de dignificar en todas las expresiones la migración universal”, destacó.
Añadió que la trilogía migrante de El Surco, El Ítamo y El Muro, obras de su autoría, se unen de algún modo a sus experiencias de vida y surgieron por el afán de entender este fenómeno en México no solo como una fuerza económica sino también como un mecanismo de transformación cultural.
“Es un fenómeno doloroso por la separación de los sentimientos, de la separación de los amores, de los apegos, pero también de los regresos o reencuentro de familias”, expresó.
Indicó que la migración tiene diferentes caras, hay gente que migra por necesidad, por buscar un mejor nivel de vida, por estudios, por alcanzar sus sueños, por desplazamiento, por persecución política, por amenaza de vida y es un fenómeno mundial y no exclusivo de México, tal como lo plantea en su segunda novela El Ítamo, que a diferencia de El Surco, no trata la migración entre Estados Unidos-México o Centroamérica-México, sino que aborda los cruces fronterizos del norte de África a Europa o Sudamérica y Asia.
“Hay quienes migran en el mar, en los ríos, en los desiertos, son historias universales que suceden en todo el mundo. Entonces esta reflexión nos permite encontrarnos de alguna manera en lo más profundo del dolor y el amor humano, y nos lleva a la reflexión —ya en el terreno de la política pública—, de los derechos humanos y laborales”, precisó.
Por lo anterior, dijo, es importante la solidaridad, saber que somos humanos, que necesitamos de todos y de alguna manera vernos reflejados en los demás, vernos reflejados en la otredad.
“Tenemos que darnos cuenta de que el humanismo es la salida a tener expectativas de presente y de futuro y que podemos juntos salir adelante. No importan las nacionalidades, no importa el origen, si no realmente darnos cuenta de que habitamos el mundo”, finalizó.
“En estos tiempos que la tierra tiembla, la lluvia ahora y azota el viento, bien vale escucharnos en la voz de la natura, y mirarnos en la otredad que nos confronta, así, desde esa mirada que nos refleja, desde esa mirada que nos confronta, darnos cobijo, rezago, y aliento, darnos en un mar de abrazos… a cada momento”. (Fragmento de El Muro).