Latinoamérica era la meta y la UPAEP y Santander, le apoyaron económicamente para que pudiera cumplir con el objetivo que se fijó desde que inició sus estudios: vivir una experiencia internacional.
Desde el inicio de su vida universitaria Marisol Villegas Ruíz definió la meta de vivir un intercambio, misma que se hizo realidad casi al finalizar sus estudios gracias a los apoyos económicos que la UPAEP y Santander le otorgaron con los cuales solventó su viaje de ida y vuelta así como su hospedaje y manutención, respectivamente.
Su curiosidad por conocer el sur de América, le llevó a decidirse por la Universidad de la Sabana, ubicada en Colombia donde pudo cursar tres materias: Análisis Químico Instrumental, Seguridad, Salud y Medio Ambiente, y Seminario de Práctica.
“Desde que entré a la universidad sabía que UPAEP daba muchas oportunidades para irse de intercambio, pero en mi carrera es muy complicado porque es difícil encontrar materias para homologar ya que muchas son seriadas, sobretodo universidad para el lugar de tu interés, que en mi caso era Latinoamérica”, relató la estudiante de la licenciatura en Ingeniería Química Industrial.
Agregó que a diferencia de muchos jóvenes, que eligen países de Europa, su búsqueda contempló universidades de Argentina, Perú y Colombia, debido a que en los últimos años, todos estos lugares han sufrido una revolución de pensamiento.
De todo su proceso para irse de intercambio confiesa, el paso más fuerte fue decirle a sus papás que quería irse de intercambio pues no sabía si sus padres podrían solventar los gastos, además de que debido a los estereotipos que existen sobre Colombia, sus padres –suponía– estarían en contra.
Y aunque sí quisieron persuadirla de que eligiera otro país para irse de intercambio, Marisol se informó y convenció a sus padres que esa opción era la mejor, para ella, para su desarrollo profesional y personal.
Experiencia de la cual no se arrepiente pues en el aspecto académico, se dijo satisfecha porque tanto profesores como sus compañeros colombianos fueron un gran aporte para su desarrollo académico.
“Mi profesora de Análisis Químico Instrumental ha sido mi mejor maestra en la vida, tiene mucha vocación y se preocupaba porque realmente aprendiéramos”, expresó.
En cuanto a la vida estudiantil, dijo, es muy parecida a la de aquí, la asistencia, las tareas, los proyectos, las asesorías, aunque algo muy rescatable del sistema colombiano es que cuando se acercan los exámenes, hacen maratones de estudio y dedican un sábado, previo a los parciales, para dar asesorías.
“Mis compañeros eran muy comprometidos y tenían un muy buen nivel de ingeniería química, me gustó mucho esa parte porque no solo se preocupan por sacar una buena nota, sino por realmente aprender. Eso fue lo que más me gustó de su cultura, que los jóvenes estén enfocados en mejorar su país y cambiar su situación actual, es algo que nosotros deberíamos aprender porque siento que hemos caído en la indiferencia”, confesó.
Si bien era la primera vez que salía del país, para Marisol, la experiencia en Colombia no le generó ningún choque cultural, ya que encontró muchas similitudes, aunque encontró curioso el acento de los colombianos y como buena mexicana extrañó el picante.
En Colombia vivió dos tradiciones las novenas navideñas y las velitas, la primera que se compara con las posadas en donde la gente se reúne, reza y al final comen buñuelos y natillas, y la segunda en la que el 7 de diciembre la gente coloca velas en la calle para iluminar las calles.
“No lo sentí tan diferente porque, muchos papás de mis amigos me acogían, me decían vente a comer con nosotros, ¿necesitas algo?, o sea como que la gente en sí es muy amable, y no lo sentí tan distante a la gente mexicana”, acotó.
En el aspecto gastronómico, relató, como buena amante del café, uno de sus viajes fue al eje cafetero, donde aprendió sobre la cosecha y cómo la altura del lugar donde se siembre va a afectar en el sabor del mismo.
Marisol invita a todos los interesados en vivir una experiencia de intercambio a voltear a Latinoamérica pues tienen mucha riqueza que aportar, sobretodo, les aconseja a buscar los apoyos académicos que UPAEP ofrece para que el factor económico no sea impedimento.
“Sé que es una frase que se usa mucho pero un intercambio verdaderamente te cambia la vida, yo sí siento que en mi vida hay un antes y un después gracias a ese periodo, porque aprendes a resolver situaciones que nunca creíste vivir, son cosas que te pasan y que dices bienvenida a la vida adulta”, finalizó.