Su plan era terminar en tres años la carrera y por su mente nunca cruzó la idea de realizar un intercambio, pero Colombia se atravesó su camino, y fue la mejor experiencia que pudo vivir en su paso por la universidad.
Para Jessica Serrano Encarnación la idea de irse de intercambio durante su estancia académica nunca pasó por su cabeza hasta que leyó una publicación en Facebook, donde se enteró que uno de sus compañeros de carrera se había ido a estudiar un semestre a Colombia.
Esta noticia le dio curiosidad y se puso en contacto con él para saber cómo le estaba yendo en el país sudamericano; platicó con su familia de esta posibilidad que tenía para irse al extranjero, quienes la animaron a realizar su trámite y ver qué pasaba.
Se dirigió a la oficina de Internacionalización y allí le comentaron que la Escuela Colombiana de Estudios Industriales (ECCI), que era una de las instituciones con las que se tenía convenio para sus estudios en Enfermería, estaba ofreciendo una beca de 400 dólares a los estudiantes interesados, hecho que le motivó aún más.
Aplicó y Jessica obtuvo la beca de los 400 dólares para manutención y otra más que le ofreció la UPAEP para solventar el costo de su vuelo de ida y vuelta.
Era la primera vez que salía de casa, pues siempre estuvo muy apegada a su familia, pero lo hacía para vivir una experiencia internacional y aunque la referencia sobre Colombia era el narcotráfico y la inseguridad, Jessica decidió aventurarse y crear una opinión propia sobre el país que la acogería.
Desde el primer momento que llegó se dio cuenta que hay demasiadas ideas erróneas sobre Colombia, y aunque encontró similitudes con México tuvo la oportunidad de descubrir su esencia: “es un lugar muy alegre, donde la fiesta se disfruta sin dejar de ser un ambiente sano, la gente es muy cálida, es un país donde hay mucho movimiento y al menos en la zona en la estuve era muy tranquila y segura”, comentó.
Confiesa que Colombia es un país con un ritmo de vida bastante activo desde muy tempranas horas, hecho al que le costó un poco adaptarse por la rutina que llevaba en México.
“Colombia es un país donde la vida empieza temprano y se acaba temprano, había movimiento desde las cinco de la mañana, gente trabajando, pero como a las seis de la tarde ya todo estaba solitario”.
Jessica sabía que debía aprovechar esta experiencia académica al máximo, por eso decidió cursar seis materias y a pesar de que no todas iban a ser revalidadas estaba segura que le servirían para su formación.
Y es que como parte de su carga académica en la institución colombiana, tuvo la oportunidad de práctica en el área de Medicina Interna en una clínica y gracias a ello pudo conocer el sistema de salud, el cual dice es muy similar al de México, aunque pudo notar una diferencia muy característica: allá sí saben trabajar en equipo.
Lo anterior, hizo de su aprendizaje una experiencia más significativa ya que también los grupos, como en UPAEP, son pequeños lo que favoreció la cercanía con sus profesores y su directora quienes desde el comienzo la integraron y se preocuparon no solo en el aspecto académico sino también en el personal.
>En el aspecto cultural, comentó, México no es tan ajeno a los colombianos, quienes se mostraron interesados en resolver algunas dudas con respecto a estereotipos con los que se relaciona a los mexicanos, como por ejemplo si realmente la gente está acostumbrada a comer mucho picante, la variedad de tacos o la tortilla.
“Me sorprendió saber que hay mucha influencia de nuestras costumbres y tradiciones, yo me fui de intercambio en Otoño, fechas en que aquí celebramos el Día de Muertos y el Día de la Independencia, y eran aspectos que llegué a extrañar al estar de intercambio, pero allá encontré familias que intentaban seguir por ejemplo el Día de Muertos y también colocaban sus altares. Fue muy bonito compartir con ellos estas tradiciones y explicarles el significado de cada elemento que conforma una ofrenda y eso me hizo sentir nostalgia pero también me ayudó a valorar aún más nuestras tradiciones”, expresó.
Jessica, al igual que todo estudiante que se va de intercambio experimentó las distintas etapas de estar lejos de casa y en un país totalmente diferente, rodeada de personas desconocidas, desde emocionarse y asombrarse por las cosas nuevas, pasando por los periodos de soledad, el no querer regresar a México una vez que estaba completamente adaptada, volver, y tener ese deseo de querer vivir otra experiencia internacional.
La estudiante de Enfermería recomienda a todos sus compañeros hacer un intercambio, pues asegura, es una experiencia académica muy grande pero sobre todo es personal y aunque se tiene la creencia de que es un proceso complicado y de mucho papeleo para ella realmente fue sencillo gracias a la ayuda que le brindaron en la oficina de Internacionalización.
“Me llevo muchos recuerdos muchos amigos, conexiones que quizá alguna vez puedo necesitar o que pueden abrirme nuevas oportunidades y en el ámbito académico me ayudó a valorar el hecho de recibir apoyo para poder estudiar. Un intercambio te abre el panorama, ves México de otra manera y lo valoras más”, finalizó.