Estudiantes de Notre Dame tuvieron la oportunidad de vivir dos meses de intercambio en UPAEP. La llegada del COVID-19 al país los obligó a volver a casa, pero las ganas por volver a suelo mexicano siguen latentes en cada uno de ellos.
Maya Elizabeth Elliot y Robert Joseph Hernandez III, llegaron a la UPAEP con el claro objetivo de mejorar sus habilidades en el idioma español, en ese momento nadie pudo haber advertido que esta experiencia solo duraría dos meses y que la cusa de ello sería un pequeño virus con grandes alcances para la salud humana.
No obstante, dos meses bastaron para que los estudiantes de Notre Dame quedaran encantados de Puebla y de la UPAEP, ambos refieren que no solo quedará en su memoria la gran riqueza cultural que pudieron apreciar durante su estancia, sino los lazos de amistad que lograron forjar y que esperan sean para toda la vida.
“Recuerdo la incertidumbre que me invadió previo al viaje a Puebla, pero todo eso desapareció en cuanto llegue, mi familia anfitriona me dio un gran recibimiento, Ana y Pepe siempre me brindaron sonrisas y esa primera noche de enero ayudó a disipar cualquier duda sobre si era correcto haber venido a México”, comentó Maya.
Para Maya vivir un intercambio la ayudó a crecer académicamente, pero sobre todo como persona. Dentro de las aulas de UPAEP pudo ampliar su conocimiento sobre la lengua hispana, pero también creó lazos de amistad con sus compañeros mexicanos, de los cuales aprendió muchas cosas.
“Durante esta corta estancia pude adentrarme a la cultura mexicana, probé muchos platillos y conocí lugares fantásticos, definitivamente superó mis expectativas”, describió la estudiante.
Agregó que Puebla se convirtió en un segundo hogar, porque la gente que aquí conoció así la hizo sentir, además, lamenta el hecho de que la contingencia sanitaria haya truncado su semestre, pero de lo que está segura es que las amistades y la experiencia vivida en México las llevará toda la vida.
Por su parte Robert o mejor conocido como Bobby emprendió este viaje no solo por una experiencia académica, más allá de ello buscaba conectar con parte de la cultura de su familia con la que no pudo tener contacto durante su infancia.
“Este fue más un viaje personal e incluso espiritual para mí, deseaba aprender más sobre quién soy y sobre el idioma y cultura de mi familia, ese era mi objetivo al venir a México”.
Bobby disfrutó cada minuto en Puebla y UPAEP; más allá de los lugares que visitó y las actividades que realizaron como grupo de intercambio se queda con las experiencias.
“Tuve la oportunidad de vivir en México, y de sentirlo más allá de ser un turista, realmente pude comunicarme en español, pude reír y amar a la gente con la que me topé en el camino, realmente puedo decir que me encontré con una belleza de la creación”, expresó.
El momento de regresar a casa fue inesperado para Robert y de una u otra forma sintió que estaba perdiendo una oportunidad de oro no solo para aprender español, sino de hacer relaciones verdaderas y genuinas de amistad.
“Es mi mayor deseo el poder volver y continuar este viaje, porque siento que interrumpieron bruscamente mi experiencia y anhelo terminar lo que empecé”, puntualizó Bobby.