Es en el hogar que se desarrollan habilidades gerenciales tales como orientación al cliente, liderazgo, integridad, iniciativa, trabajo en equipo, comunicación, visión de negocio, mejora personal, toma de decisiones y orientación interfuncional.
La realidad actual debido al confinamiento por la pandemia, ha obligado a muchos hogares, no solo ser el centro de reunión familiar, sino que ha concentrado las operaciones recreativas, laborales y escolares en un solo lugar, lo que ha alterado la convivencia familiar.
En este sentido, la Dra. Ana María Margarita Romero de Wills, dejó en claro que el trabajo forma parte de nuestra esencia como seres humanos; una persona se puede desarrollar tanto en el ámbito profesional o público como en el ámbito privado o doméstico y ambos están altamente integrados.
Así lo expresó durante su ponencia “Familia y Trabajo con un Nuevo Ingrediente”, invitada por el Centro de Estudios de Familia y Sociedad, como parte de las charlas que la UPAEP preparó para estudiar los fenómenos que a raíz de la pandemia se han originado al interior de las familias.
La diferencia, agregó, es que en el ámbito público existe un valor de cambio o monetario, en tanto en el privado se presenta un valor de uso, que si bien no genera beneficios económicos permite a las personas ver crecer a sus hijos, construir una familia, etcétera.
Es decir, en el ámbito profesional la persona desarrolla sus capacidades y talentos en beneficio de la sociedad, mientras que al interior de la casa, las capacidades y talentos se ponen al servicio de los seres queridos.
Para establecer su punto, la directora del Instituto de la Familia de la Universidad de La Sabana de Colombia citó a Juan Fernando Sellés, quien define al trabajo como esa acción humana a través de la cual el hombre se perfecciona como hombre a la par que perfecciona la realidad física.
“Cuando trabajamos añadimos valor a lo que hacemos y somos los primeros beneficiados porque nos perfeccionamos como personas”, indicó.
No obstante dijo, hay un gran desequilibrio que todos experimentamos por la cultura en que estamos inmersos. La base de todos los sistemas es el tiempo y su relación con el desempeño al interior del hogar así como en el trabajo.
“No es lo mismo hablar de trabajo-familia que hablar de familia-trabajo, ya que en el primero se pone como eje central al trabajo, es decir el trabajo prima en las decisiones y terminará afectando de manera negativa las relaciones familiares; en cambio, si se da prioridad a la familia entre más tiempos se dedique a ésta, se verá reflejado de manera positiva en los demás ámbitos que la persona se desarrolle”, expresó.
Y es que dijo, el funcionamiento familiar, sin duda contribuye en el rendimiento laboral de una persona, ya que estudios demuestra que los trabajadores son más productivos en la medida en que la familia funciona, aunque las familias no sean perfectas.
“El tema está en la forma en que somos capaces de solucionar los conflictos, o la forma en que regulemos nuestras emociones ante las dificultades”, expresó.
Agregó que la familia también tiene un influjo importante en la satisfacción personal y en el desarrollo profesional de cada uno de sus individuos si se tiene en cuenta que en la cotidianeidad del hogar se aprenden o desarrollan habilidades valoradas a nivel empresarial: tales como orientación al cliente, liderazgo, integridad, iniciativa, trabajo en equipo, comunicación, visión de negocio, mejora personal, toma de decisiones y orientación interfuncional.
Finalmente la Dra. Ana María Margarita Romero de Wills, compartió algunas orientaciones prácticas para armonizar la labor en el trabajo y la familia: establecer metas que rindan las horas del día, ser flexible con los plazos, hacer una sola cosa a la vez, saber delegar, definir prioridades, identificar lo que realmente importa, hacer elecciones basadas en un proyecto de vida personal y familiar.