La situación a la que el mundo se enfrenta debido a la pandemia han provocado el replanteamiento de los objetivos educativos, familiares y laborales.
“La pandemia nos ha venido a poner en el panorama una serie de situaciones que de entrada, han demostrado que las estructuras sociales y las personas son vulnerables”, expresó la Dra. Maite Lot Goicuría quien participó en la charla virtual “Paradigmas de la Educación y Familia”, organizado por el Centro de Estudios de Familia y Sociedad de la UPAEP.
“De repente nos encontramos que tenemos que pasar las 24 horas del día los 7 días de al semana en casa. No en tiempo de vacaciones, sino con las diferentes rutinas”, agregó.
Ante este panorama en que empresa, escuela y familia se encuentran dentro del hogar, indicó, se tienen que reflexionar sobre cuáles son los constructos educativos sobre los que se está planteando el desarrollo social y si realmente responden a las necesidades actuales.
Y es que dijo, el diagnóstico ya cambió, por lo tanto no se pueden utilizar los mismo métodos ni los mismos recursos.
“Hoy para resolver y enfrentar la realidad tenemos que hablar de un aprendizaje activo centrado en la autogestión, y el autoconocimiento, regulados por otras metodología con una centrada elección de contenidos y nuevos modos de convivencia”, planteó la profesora de la Universidad Panamericana.
Asimismo, agregó que existe mucha incertidumbre al interior del seno familiar sobre qué función deberían tener la familia en el proceso educativo de sus hijos ya que además de administrar los bienes y recursos de la casa y guiar la convivencia al interior del hogar, hoy deben participar también en las actividades educativas.
A este respecto, señaló, es en la familia que se ofrecen principios de educación que ninguna otra institución va a dar, como es: educar en la fe, el amor y la libertad para después, de manera integrada con los otros agentes de educación, los hijos logren un proceso de formación exitosa.
“Nosotros como padres de familia, tenemos que coadyuvar para que nuestros hijos desde la experiencia del hogar aprendan a ser, a tener, a hacer, a pensar, a convivir y a dar”, destacó.
Ambos agentes educativos: escuela y familia, aclaró, son complementarios y necesarios para la formación de la persona, pero la segunda, es el medio natural en el que la persona nace, crece, desarrolla y muere. Sin embargo, el tiempo de incertidumbre que existe actualmente, colocó a la sociedad en un estado de vulnerabilidad.
La Mtra. Maite Lot, mencionó que hasta hace poco, en términos de convivencia entre la vida familiar y vida escolar era común que los padres demandaran más horas de clase para sus hijos, mientras que por otro lado, los hijos pedían más horas de padres en casa. Pero ahora, pasar 24 horas por 7 días a la semana aislados, sentó a la vida familiar y académica en una situación diferente.
Por lo anterior, consideró que las circunstancias actuales exigen replantear nuevos objetivos a la educación y la familia para el autodesarrollo, empleo, ocio, el mundo y la vida.
“Ser mucho más responsables para enfrentar la situación que se tenga que enfrentar, desarrollar nuevas competencias que van desde el autogobierno a comunicarte con asertividad, y desarrollar nuevas habilidades”, finalizó.