[Una experiencia completa donde viajar, conocer gente impresionante, tener contacto con nueva cultura y formarte académicamente, es básico.]
Jürgen Adam Sánchez
Mi intercambio clínico a Finlandia fue una de las mejores experiencias de mi vida pues es un país que te ofrece todo lo que solo en sueños podrías imaginar y que yo, gracias a la Asociación de Estudiantes de Medicina Águilas Puebla (AEMAP), comité local de la Asociación Mexicana de Médicos en Formación (AMMEF AC) y que pertenece a la International Federation of Medical Students Asociation, tuve la oportunidad de visitar para hacer prácticas en el Hospital Universitario de Turku.
Allí, estuve rotando en el departamento de cirugía plástica, área que tiene un enfoque diferente al que se tiene aquí en México, allá los cirujanos se enfocan principalmente a toda el área constructiva y oncológica así como cirugía vascular. Trabajan de la mano con todas las especialidades quirúrgicas, para que los resultados de las cirugías sean además de funcionales, estéticas.
Pude observar dentro de este departamento varias ramas de la medicina que incluso en México apenas están naciendo. Como la cirugía oncológica, en la que todos los pacientes son sometidos a una tomografía por emisión de positrones (PET-scan) antes de cualquier procedimiento, así como el uso de gammagrafías transoperatorias. Sin mencionar la tecnología que es de primer nivel como las pistolas de agua a presión para el manejo de heridas y su debridación.
Por supuesto este país cuenta con la mejor educación a nivel mundial, y prueba de ello es que no únicamente te enseñan a base de observación y estudio; sino que puedes participar activamente en la creación de conocimiento, de tal forma que desde que tú eres estudiante te dejan a cargo un cierto número de pacientes, participas totalmente en los procedimientos e incluso tú mismo te encargas de ellos. Los médicos en este país te instruyen a través de los diversos métodos, y en caso de que exceda tus límites te relevan y explican paso por paso.
Además, fui testigo de las prácticas y niveles de atención que únicamente vivían en mis sueños, pues observé el mejor sistema de salud mundial ser aplicado frente a mis ojos. Gracias a su excelente sistema de aprendizaje pude asistir directamente a los mejores cirujanos del país, e incluso pude realizar procedimientos quirúrgicos por mi cuenta. Creo que en un futuro estos conocimientos me ayudarán a desempeñar un mejor trabajo cuando se requieran mis habilidades quirúrgicas. Adicionalmente me abrió los ojos para en un futuro poder abogar para crear un mejor estándar de calidad aquí en México.
Evidentemente tuve varias barreras y dificultades en mi intercambio, pero gracias a ellas pude crecer de una manera impresionante. La principal barrera en mi caso fue el lenguaje. El finés es uno de los lenguajes más difíciles del mundo, por su alto número de casos gramaticales y palabras compuestas. Por su alta complejidad aprendí únicamente palabras básicas, sin saber nada previamente. A pesar de esto aprendí a desenvolverme en este ámbito, superando mis miedos de comunicarme en idiomas distintos al que estoy acostumbrado. Esto me sorprendió pues todas las personas en este país hablan mínimo cuatro idiomas.
En cuanto a mi experiencia fuera de las cuestiones académicas, siento una terrible nostalgia al recordarla. Poder estar rodeado de personas que se convirtieron en familia, de diferentes partes del mundo, no tiene comparación. Desde Taiwán, hasta Eslovenia, España o incluso Portugal, tengo un pedazo de mí regado por todo el mundo.
Es difícil poder vivir horas adelantado de todos tus conocidos (por el cambio de horario), sin poder hablar con ellos hasta que ya es muy noche para ti y para ellos apenas amanece, y por supuesto la comida foránea y la escasez de todo tipo de alimentos a los que estás acostumbrado pesa en algún momento. Pero todo esto no es nada cuando estás a la orilla del archipiélago más bonito del mundo comiendo sándwiches de embutidos eslovenos con quienes se convertirían en una segunda familia.
Debo admitir que la personalidad de los fineses choca mucho con la personalidad de un mexicano, pues son muy fríos en todos los sentidos; pero, incluso en los corazones más fríos encontré una calidez impresionante. Esta fue una de las principales diferencias culturales que pude notar. Por ejemplo el llegar a saludar a una persona de beso, con un abrazo o simplemente interesarte más allá de un ¿Cómo estás? Y preguntar que hizo ayer una persona, son cosas que uno no hace en Finlandia, a menos que sean amigos de años.
Creo que cualquier persona que quiera tener la mejor aventura de su vida universitaria debería enfrentar el reto de ir a un intercambio. No creo que haya alguien que no quiera poder disfrutar un periodo de tiempo viajando por el mundo, conociendo gente impresionante, aprendiendo diferentes culturas y por supuesto formándose académicamente para el futuro. Exhorto a todos aquellos que quieran tener la mejor experiencia que una universidad puede ofertar, a asumir las riendas de su futuro, aceptar el reto, e irse de intercambio.