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“Generar un porvenir compartido”, el nuevo libro del IPBC
28 enero Por: Jessica Tirado Camacho
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El texto elaborado por investigadores del Instituto Promotor del Bien Común y catedráticos de distintas universidades, invita a la transformación social.

Colaborar en la consecución del bien común a través de la investigación, divulgación y vertebración de la sociedad es parte fundamental del objetivo del Instituto Promotor del Bien Común (IPBC) y fiel a este, ha presentado el libro titulado “Generar un porvenir compartido”.

Éste busca mostrar diferentes caminos para pensar el futuro de México, un futuro común, un futuro compartido, un futuro en el que todos tengan cabida.

El libro, es un diálogo entre diferentes perspectivas que convergen en la búsqueda de crear dinámicas del bien común en México, desde lo político, lo económico, lo social, la educación e incluso lo espiritual, los autores invitan al lector a replantear nuestra identidad como seres humanos dentro de una sociedad.

El bien común es un concepto que junto con la democracia, los derechos humanos y la justicia social, se puede endulzar hasta niveles que caen en la distopía, y ésto parece contradictorio, pero así comienza el libro, su primer texto explora la importancia de la confianza en una sociedad, y lo plantea desde una crítica panorámica del discurso político del individuo que actúa, o no, dentro de la sociedad.

No hay fórmulas fáciles donde el bien común sea simplemente un paquete de beneficio y compromiso, es un proceso, el texto nos invita a la observación, a relacionar a la persona con la comunidad; inicia con la importancia del ser humano como individuo libre y lo va relacionando con la humanidad como objetivo. Deja sobre la mesa la reflexión de que, si hay personas abandonadas u olvidadas en una sociedad el bien común no puede ser alcanzado.

El libro es un ejemplo del bien común, incita al lector a una conversación desde diferentes puntos de vista. Enfatiza que este concepto implica varios bienes, como la libertad, la justicia, la estabilidad, la gobernanza, que se relacionan entre sí, sin embargo, al ser conceptos tan amplios plantea abordarlos desde la educación y la enseñanza de la paz, así poco a poco las acciones individuales van a ir repercutiendo positivamente en la sociedad.

Permite ver la realidad desde otra perspectiva, confía en que los cambios de paradigma ayudan a una sociedad a organizar la realidad; desde la docencia en las universidades puede cultivarse el discernimiento, el pensamiento crítico y el respeto a la dignidad de la persona, para así, ir creando un futuro más esperanzador con actores conscientes, comprometidos y solidarios en las problemáticas de su entorno.

Una de las tantas preguntas que plantean los autores es la búsqueda de entender las palabras y cómo articular el lenguaje en la práctica dentro de lo social, uno de los capítulos incluso puede aventurar al lector en conceptos más encaminados hacia lo filosófico como la hermenéutica, que permite el reconocimiento de la universalidad, del concepto de bien común, pero también las particularidades en su ejecución, del por qué no se puede entender el bien común como algo inamovible y que es responsabilidad de cada generación irlo definiendo.

Además, plantea la reflexión sobre los nuevos holocaustos en México, el bien común como la gramática del espacio público; la identidad narrativa mexicana es responsabilidad compartida, invita a ver más allá de la poca creatividad de los políticos que ven al país desde su propia agenda, reconoce la complejidad de la sociedad, la necesidad de pensar nuestra nación a largo plazo, reconocer las deudas sociales y comprender por qué y en qué estamos mal, no para juzgar sino para repensarnos, escuchar a los demás, liberarnos de dinámicas de opresión social y abrir las posibilidades de desarrollo para todos, devolverle la esperanza a los jóvenes.

No hay conclusiones finales en el libro, más bien usa su discurso para abrir un diálogo sobre aquellos cuestionamientos de lo individual respecto a la paz y la justicia, no limitarnos únicamente a querer vivir el bien común, sin reflexión y responsabilidad, así mismo es también una invitación a buscar los frutos excelsos de la libertad, es decir, las virtudes no solo individuales sino colectivas, vivir más como seres humanos juntos, recuperar las prácticas colectivas de la paz, de la justicia social y  los hábitos sociales que nos permiten vivir en comunidad.

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