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La política es el arte de lo posible
09 agosto Por: Fernanda Bretón
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[Importante que el ciudadano deje de lado los hábitos del cliente para pasar a tener una mayor responsabilidad: Michelle Bachelet.]

La política es al arte de lo posible según Gambeta, con esto podemos referirnos a colocarse metas pequeñas, pero la política también es el arte de ponerse de acuerdo, de consensuar, de identificar cuáles pueden ser sus ciertos intereses tras cada una de esas metas y buscar la mejor forma de salir adelante, mencionó la Dra. Michelle Bachelet, ex presidente de Chile durante su participación en el VI Congresos Internacional de la Ciencia Política realizado en la UPAEP.

Agregó que por momentos la sociedad actual, se muestra demasiado dócil frente a la mentira y la manipulación intencional, por lo tanto, en la ciencia recae parte importante de la resistencia democrática, en otras palabras, la reflexión entorno a la política debe mejorar ostensiblemente; “soy una defensora de lo que puede aportar la investigación, la rigurosidad y el examen sistemático de lo empírico para iluminar un debate público del que no pueden despojarnos”.

Destacó que la democracia lejos de ser un proceso lineal, como continente llevamos años luchando contra las complejidades que se arrastran por el clientelismo, por el financiamiento de las campañas y por la efectiva competencia de proyectos.

“Avanzar en mejores normas, en robustecer la legalidad de todo proceso electoral es clave, pero bien sabemos que la solides democrática no se agota en la legalidad”.

Explicó que sería un error pensar que el camino hacia una democracia plena está concluido teniendo signos alarmantes y consistentes, como se puede notar en la pérdida de confianza en el régimen democrático.

“México ha dado una muestra de lo contrario, pero en el resto de la región, las tazas de participación ciudadana y electoral han ido bajando, es decir la abstención electoral ha ido incrementando”.

Explicó que parte principal de las bajas tazas de participación ciudadana es la falta de respuestas que encuentran grupos importantes de la población en las elecciones como los jóvenes o los sectores más vulnerables, se puede agregar también el crecimiento latente de expresiones alejadas a la cultura de la democracia.

“Algo estamos haciendo mal para que se pierda la legitimidad de una manera de entender y resolver racionalmente la vida en comunidad y eso no es un tema individual, es grupal, porque qué es la legitimidad de las elecciones sino una creencia compartida en su validez como mecanismo de toma de decisiones”.

Indicó que falta entender y dar coherencia a propuestas de sociedad que permitan que los ciudadanos se encuentren ante alternativas con las cuales sentirse más cercanos.

“La política en general ha perdido su capacidad de incidir en muchas materias, la clase política se ha vuelto impotente, en especial frente al poder del mercado, en donde la capacidad de revertir decisiones que son negativas o la capacidad de proteger a la ciudadanía parecen cada vez más reducidas”.

Puntualizó que la legitimidad de las elecciones y la democracia, dependen de lo que hagan quienes hayan sido elegidos y cómo intervienen los ciudadanos en su control; “más que limitarse al proceso de validación de los elegidos al momento de emitir el voto, lo que debiera involucrar a los ciudadanos es el ejercicio cotidiano de la democracia”.

Es importante, que el ciudadano deje de lado los hábitos del cliente para pasar a tener una mayor responsabilidad, se deben cambiar la mirada de ambos lados, tanto del gobernante como del gobernado.

“Se definen políticas públicas que en el papel suenan súper bien, pero que no funcionan para la persona, por eso es que yo creo que hay que hacerlo, al contrario, adoptar las políticas públicas a las personas y no obligarlas a que se adapten a las políticas públicas, cuando uno lo hace así, la verdad es que las personas se sienten mucho más integradas, participantes, tomadas en cuenta y por lo tanto se sienten parte de una nación”.

Finalmente enfatizó que los cambios deben acompañar la marcha de la sociedad y se incorporen a la cultura, no que esperen el día de la elección, ni que se pongan en marcha al momento del recuento de votos, sino que se vayan construyendo con todos y con todas.

“La democracia sigue siendo un norte por el que debemos jugarnos, con elecciones libres, informadas, periódicas, pero también con iniciativas relevantes, consistentes para que la voluntad que se expresan en las urnas tenga un correlato en la construcción de las demandas y en la acción pública posterior”.







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