Alas de la Memoria es un espacio de creación literaria de la Facultad de Humanidades a cargo del profesor Noé Blancas.
Por: Krizthyan Angélica Ruano González
Mi papá tiene muchas cosas qué hacer:
Necesita que pongamos un negocio, atenderlo, hacerlo crecer; tiene que ver mi primer auto, subirse en él, manejarlo un rato, agarrarse del asiento cuando yo esté al volante; tiene que ir a la premier de mi ópera prima, caminar a mi lado en la alfombra roja, ver la historia de su infancia en una de esas pantalla que él tanto ha amado; tenemos que hacer mudanza a una casa más grande, donde haya de nuevo un cuarto para mí; tenemos que hacer un viaje por Europa, vivir los nervios de su primer avión, sentarse cerca de una ventanilla y reírnos mientras mi mamá grita de nervios e intenta hacerse la graciosa; tiene que verme madurar, conocer a la pareja que me dure más de 3 meses, llevarme al altar y bailar conmigo en el centro de la pista, música disco, como a él le gusta; tiene que ver nacer a sus nietos (dos), jugar con ellos, hacerles chistes, de esos simples pero muy divertidos.
Todo lo que sé y soy ha sido gracias a él, jamás hizo distinción, jamás me hizo sentir débil pero tampoco olvidó que soy delicada; orgullosa de él, puedo decir que construyó a una tierna guerrera.
Esta es sólo una pequeña lista de los pendientes que mi papá tiene para conmigo, falta con mi madre, con mi hermano, con sus hermanos; le falta mucho, demasiado… y a pesar de que ya no podrá disfrutarlos físicamente, lo miraré en destellos, de esos que ha impregnado en cada uno de los suyos: en la nueva templanza de mi madre, en los abrazos de mi hermano, en las palabras de mis amigos, pues hay una infinidad de veces que lo hemos citado. Mi papá es, ha sido y será el sujeto más bondadoso, amoroso y sabio que conozco.
