(Por Paco Rubín)
Néstor tropezó con la piedra, esa que alguno arrojó y escondió la mano.
Al tropezar cayó el periódico que traía bajo el brazo.
Las palabras quedaron incrustadas en el césped.
Una de ella fue robada por un grupo de hormigas y otras tantas se perdieron al llevárselas el viento del jardín.
Pero Néstor, apresurándose juntó las palabras y las acomodó de nuevo en el diario.
El titular de ocho columnas ahora sólo era de cuatro. Pero esperanzador.
Los conflictos bélicos ya no lo eran porque se extravió la palabra guerra.
El segundo lugar de aquel deporte ahora era el primero.
El periódico quedó sin fecha ya Néstor le quedó el deseo de leerlo a diario.