El COVID-19 ha retado la forma de impartir clase en todo el mundo, pero sobre todo ha generado la interrogante de cómo hacerlo sin dejar de lado la calidad académica.
De la noche a la mañana la educación en el mundo sufrió un cambio inesperado, los docentes tuvieron que enfrentar una migración a distintos modelos y sistemas de enseñanza para poder cumplir con los programas académicos estipulados. Sin embargo, la innovación educativa ha sido un elemento del cual han tenido que echar mano.
Gabriela Croda Borges, directora Académica de la Facultad de Educación reconoció que para poder innovar la práctica educativa es necesario repensar una serie de principios básicos de la educación y así poder responder a los momentos que hoy enfrentamos ante la crisis sanitaria.
“El regreso a las escuelas físicas y el proceso de enseñanza-aprendizaje como los conocemos no será lo mismo, y debemos de estar preparándonos desde ahora para ese regreso, pero también en este lapso debemos preguntarnos cómo y con qué recursos seguir aportando a la formación de nuestros estudiantes”, expresó la catedrática.
Teniendo en cuenta este contexto actual, los docentes tendrán que ser muy creativos, muy comprometidos y dispuestos a continuar con la labor educativa, por ello la directora de la Facultad de Educación reconoció es importante favorecer un ambiente de aprendizaje y apoyo productivo para que el estudiante aprenda con calidad en este tiempo de crisis.
“Todo esto a través de la construcción de relaciones positivas a través de conocer las circunstancias que rodean a cada estudiante, utilizando estrategias que promueven la autoconfianza y la voluntad para que los estudiantes tomen riesgos en su aprendizaje a través del apoyo estructurado, la valoración del esfuerzo y el reconocimiento de trabajo”, expresó.
Además-dijo-es fundamental aprovechar los recursos con los que hoy se cuenta para incentivar la investigación, creatividad y fortalecer la relación que hoy se encuentra latente entre la educación y la familia.
Ante estos hechos, los docentes enfrentan una serie de desafíos, la constante preocupación por el aprovechamiento académico, la atención hacia la persona y la proyección personal; todo esto desde un punto de vista interno.
Mientras que desde el exterior, estos desafíos pueden presentarse en las prescripciones del sistema, las demandas sociales, adaptación al rol institucional, efectos de material escolar y los efectos de tecnologías aplicadas a la educación.
Apuntaló que la planeación hoy resulta insuficiente, tiene que ser totalmente flexible, solo debe ser un marco de itinerario formativo que tendrá que ajustarse en los sentidos que se requieran sin perder la finalidad educativa.
Además, se deberá considerar como aspecto prioritario la aspiración de alcanzar mejores niveles de calidad educativa, así como promover la necesaria implicación del profesorado, favorecer el logro de las intenciones educativas y el aprendizaje de los estudiantes generando procesos de reflexión y colaboración particularmente en ámbitos no escolares.
