[El estudio de los cambios fisiológicos en el hombre a grandes alturas inician con los globos aerostáticos.]
La medicina espacial es una continuación de la medicina aeronáutica, destacó el Dr. Rolando Neri Vela, experto en historia de la medicina durante su participación en el Tercer Congreso Mexicano de Medicina Espacial.
“Desde tiempos inmemoriales el hombre quiso volar, (…) no fue hasta el siglo XVIII cuando los hermanos Montgolfier van a iniciar una gran aventura para crear un aerostato, un globo, primero llenado de aire caliente y más tarde con hidrógeno”.
Destacó que gracias a estos expertos en la era aerostática es que podemos hablar de los inicios de la medicina espacial.
Explicó que el objetivo de la experimentación en distintos viajes de globo aerostáticos era observar los posible cambios fisiológicos a los que se podrían enfrentar los seres humanos en las alturas.
En este tenor, agregó que el estudio de los cambios fisiológicos comenzaron en 1590 con el jesuita José Acosta, quien había descrito la sintomatología padecida por los soldados españoles en el monte Pariacaca <<Estoy convencido de que el elemento aire en este lugar está tan endurecido y es tan tenue que la respiración humana no es posible>>.
Siguiendo la temática de relatar históricamente el desarrollo del estudio de los cambios fisiológicos a grandes alturas, el Dr. Neri Vela añadió que en 1861 Denis Jourdanet, publica el texto Las altitudes de la América tropical, donde presenta estudios acerca de la fisiología de las alturas, este libro aparece en París y marcó un hito en la historia de la fisiología de la respiración.
“En él aparecieron estudios acerca de la patología al nivel del mar, la respiración en los países cálidos, fiebre amarilla, la tifo, la neumonía, entre otros tópicos más y uno de los temas que mencionaba era el miasma palúdico, la cual se refiere a que la enfermedad era producida por los efluvios y los malos olores”.
Destacó que en México el principal promotor del estudio de la fisiología de las alturas fue el médico Daniel Vergara López Escobar quien vivió en la segunda década del s. XIX.
Subrayó que Jourdanet en su texto citado había postulado la teoría de la anoxemia paramétrica y Vergara López después de hacer los estudios experimentales correspondientes concluyó que dicha teoría era falsa proponiendo la ley de la compensación, que decía que los glóbulos rojos, la frecuencia y la profundidad respiratorias se incrementaban proporcionalmente al aumento de la altitud y a la disminución de la presión.
“Aquí tenemos una de las ideas en el nacionalismo de nuestra ciencia, a pesar de que México no contaba con los avances tecnológicos, con la ayuda tecnológica de Francia, un mexicano con sus estudios propios hechos en México, da a conocer la falsedad de una idea y él va a proponer la verdad. Según Vergara López también había cambios anatómicos que se manifestaban principalmente en el crecimiento de la capa torácica a expensas del desplazamiento anterior del esternón y al superior de las clavículas, estos estudios que se llevan a cabo fueron de mucho interés por parte de científicos como personas ajenas a la ciencia.”
El especialista en historia de la medicina expresó que para Fernando Ocaranza, fisiólogo mexicano, quien fuera Rector de la Universidad Nacional de México, la capacidad respiratoria variaba de acuerdo a la altura, el peso del cuerpo, la profesión u oficio y el momento de la digestión o el ayuno.
“Haciendo sus mediciones con los espirómetros de Snep y Bans, la serie de casos editados por Ocaranza se pudo conjugar la influencia del sexo, la edad, la estatura y el peso, pero no puedo encontrar una relación entre la capacidad vital y la circunferencia torácica, asegurando que la capacidad respiratoria del hombre aclimatado al valle de México no estaba aumentada”.
Finalmente, recalcó que para el siglo XX salen los simuladores dentro de la aviación donde los pilotos aviadores aprenden a maniobrar los transbordadores y que hoy también se aplica para la enseñanza de la medicina.