En el marco de las actividades de Un sueño llamado México, el Rector UPAEP presenta a los jóvenes universitarios un análisis sobre el papel y futuro de la educación.
La transformación del país depende de que jóvenes y adultos construyan de manera conjunta un México más justo, libre y en donde todos puedan desarrollar sus habilidades, fue parte del mensaje que Emilio José Baños Ardavín, Rector UPAEP, dedicó a los jóvenes durante la serie de conferencias Un sueño llamado México de la campaña ¿Con qué México Sueñas? del grupo estudiantil Comité Red.
“Sueño con un México fiel a sus raíces, que esté orgulloso de su cultura y de su gente, sueño también con un México capaz de construir un futuro en el que quepamos todos, en el que verdaderamente logremos la unidad valorando nuestra diversidad, en el que seamos capaces de mirarnos a los ojos, sueño con un México cuya nota distintiva sea la fraternidad, donde uno se hace cargo del otro y nadie se queda atrás”, expresó el académico.
Continuó "sueño con un México pujante que le apuesta al aporte y la audacia de sus jóvenes, que vibra con la alegría de su niñez, que se distinga por la calidez y fortaleza de sus familias, sueño también con un México auténticamente democrático, de instituciones sólidas y contrapesos efectivos, finalmente sueño con un México que dé razones para la esperanza”.
Por ello, resaltó que es importante considerar a la educación como un gran bien común que se gestiona con recursos diferentes, ya sea públicos vía los impuestos o particulares vía colegiaturas y campañas de consecución de fondos.
Destacó que el fin último de la educación debe ser el de potenciar el desarrollo pleno de las personas, apuntalar valores como la libertad, los derechos humanos, la comprensión, la tolerancia, la amistad y por supuesto hoy más que nunca una perspectiva global para lograr construir un futuro común, para habituarnos a dialogar y converger diferentes perspectivas culturales; en resumen, construir una cultura para la paz.
“Por eso creemos en la UPAEP que el universitario tienen que incidir en distintos ámbitos como el público, empresarial o académico con una lógica de bien común con el entendido que el bien particular si es auténticamente un bien, siempre estará alineado y armonizado con el bien común y esa es una lógica que a veces cuesta trabajo entender pero si la reflexionamos de fondo y la asumimos como propia descubrimos que encontramos un sentido genuino y legítimo de impacto en la sociedad, dando relevancia a la vida propia”, expuso .
Agregó que es de vital importancia que el estudiante tenga muy claro el para qué del saber, las competencias y habilidades que adquiere, ya que si no tenemos esto resuelto, tenemos un gran fallo en la educación; “si la visión es simplemente la de capacitar para sobrevivir y tener una visión autorreferencial de la educación nunca vamos a progresar, nunca vamos a poder generar un desarrollo incluyente, ni un espacio donde estemos orgullosos de vivir, por que la cultura de la exclusión y del trabajo simplemente para defender mis intereses está probado que no funciona, es caduco e incluso se revierte al ser humano”.
Es aquí donde -dijo- empieza a adquirir mayor riqueza una propuesta educativa de fondo, con un horizonte mucho más audaz, de modo que esta se pueda engarzar en el futuro de la educación, una educación cada vez más intrincada internacionalmente con multimodalidades que enriquezcan el diálogo intercultural.
Hizo hincapié en que en el ámbito de la educación hay que insistir en cuál es el trasfondo y ver qué es lo que realmente le aporta a una nación a un desarrollo que sea sólido, perenne, que no esté colgado de alfileres y que trascienda a las generaciones.
Tomando como referencia un fragmento del documento Ex Corde Ecclesiae publicado por San Juan Pablo II en donde se expresa que “hay que adquirir una educación que armonice la riqueza del desarrollo humanístico y cultura con la formación profesional especializada”, concluyó que esta frase resume el gran reto que tenemos en la educación en México.
