Upress inicia una serie de pasajes en la historia de UPAEP, donde una derrota ha marcado a los equipos para que éstos, posteriormente trasciendan
Era abril de 2015, las Águilas de básquetbol femenil llegaron a Aguascalientes como campeonas reinantes y habían hecho una gran temporada al finalizar como líderes con 22 victorias y 6 derrotas.
“Estábamos preparadas para repetir el campeonato, éramos un equipo muy sólido y aunque se habían ido dos jugadoras muy importantes de la temporada anterior (Jocelyn Bernal y Cindy Ramírez), habíamos demostrado durante la temporada regular que podíamos hacer un buen papel y que éramos un equipo dominante”, rememora Laura Núñez, capitana del equipo en aquel entonces.
Por su parte Ingrid Martínez, quien vivía su primer año en la Institución, destaca que fue una temporada demandante.
“Logramos mantenernos en los primeros lugares pero teníamos miedo de terminar con alguna lesionada que nos afectara, como había sido el caso de Judith Santillanes. Sin embargo el hecho de contar con jugadoras de la talla de Laura y Yadira Asprilla nos motivaba a llegar lejos”.
Tras derrotar en los cuartos de final al Tec CEM por 52-46, el equipo emplumado enfrentó el 13 de abril al conjunto del Cetys Tijuana en el Gimnasio Hermanos Carreón.
Las comandadas por Javier Ceniceros dominaron la primera mitad tanto a la ofensiva como a la defensiva y se despegaron de su rival para irse al descanso con marcador de 35-20.
“En la primera mitad demostramos que era un juego que llegamos a enfrentar con mucha responsabilidad y que tomamos muy en serio”, declara Núñez Guzmán respecto a que en ningún momento se sintieron campeonas antes de tiempo.
Al inicio del segundo tiempo UPAEP tomó ventaja de más de 20 puntos, pero conforme el cronómetro avanzó las cosas cambiaron, las fronterizas tuvieron un repunte a base de triples y el marcador para el último cuarto ya estaba igualado .
“En la segunda parte nos relajamos mucho, desde el cuerpo técnico hasta las jugadoras. Fue un partido que no enfrentamos como uno de finales; además también caímos en una desconcentración, no nos salían las cosas y no lográbamos salir de ahí. No creo que hayamos caído en exceso de confianza, simplemente se dio una mezcla de desesperación que no logramos superar”.
Con escasos segundos en el cronómetro, UPAEP todavía pudo empatar o ganar el juego con dos tiros libres, sin embargo la presión ya era insostenible y los dos lanzamientos fueron errados por Ingrid Martínez. El marcador final 57-58 a favor de Cetys.
“Nuestro coach pidió tiempo fuera e hizo una jugada para mí, me dijo ‘te harán foul’ y la jugada salió tal cual. Sinceramente era la primera vez que yo tenía que definir el juego; fue muy difícil enfrentar ese momento, qué más hubiera querido haber sido la heroína de ese juego”, declara Martínez Treviño.
“Después de ese año me propuse ser mejor jugadora, modificar mi tiro libre y ser tiradora. Solía tener muy buena defensa y colada pero quería ser algo más, una amenaza más grande. Me costó mucho trabajo pero siempre pensaba en mis objetivos y para cumplirlos tenía que trabajar”.
Las Águilas se quedaron con las ganas de conseguir el bicampeonato y en la final de consolación no se pudieron subir al tercer lugar pues cayeron ante el Tec Toluca por 54-58.
“Fue una experiencia que nos ayudó mucho a crecer, pero tampoco fue un tropiezo que nos persiguiera. A partir de eso, aprendimos a encontrar la manera de salir rápido de los baches en los que caíamos”. Y como señala la capitana Laura, el equipo poblano aprendió de la derrota y en los dos siguientes años volvería a enfrentar a su verdugo para revertir la situación. En el Ocho Grandes de 2016 salieron abantes por 59-55 en tiempo extra en la ronda de cuartos de final; mientras que en 2017, en semifinales derrotaron a las fronterizas 75-50.
En ambos triunfos, el Cetys fue catapulta para conseguir el título y convertir a las Águilas en el primer equipo y hasta ahora único bicampeón de la Liga ABE… pero esa es una historia que contaremos después.
“Nos ayudó muchísimo; considero que el equipo siempre fue muy aguerrido, entre nosotras mismas nos empujábamos para mejorar y no rendirnos. El siguiente año llegamos con un gran aprendizaje y lo supimos aprovechar”, finaliza Ingrid Martínez.
