Entrevistas
Un Águila entre koalas y canguros
03 abril Por: Yolanda Jaimes
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[Un país multicultural, con biodiversidad ambiental y experiencias enriquecedoras]

“Australia era el lugar que siempre había querido conocer, pues estudio Ingeniería Ambiental, y en esta área de investigación, el país que me acogió está súper avanzado. Además, tienen unos paisajes increíbles y su forma de conservación del agua y del ambiente es muy buena, tienen muchos métodos, entonces por eso pensé en Australia”, comentó Teresina Robredo de la Vega quien decidió realizar un semestre de intercambio en el otro extremo del globo terráqueo.

Durante su estancia en Australia, participó en un proyecto de diversidad donde estuvo en contacto con moluscos y algas marinas y pudo conocer un poco más de su ecosistema. Además, se sumó a una investigación sobre la afectación de la contaminación al mar y a su producción, específicamente la plancton, donde tuvo acceso a laboratorios muy bien equipados.

“Es un país multicultural, te encuentras a gente de Medio Oriente, Europa, América Latina, tienes contacto con gente de diferentes religiones, conoces otros sabores como la cocina Tailandesa y,  en cuanto a la biodiversidad, también es impactante ver animales que solo se ven en revistas, verlos tan de cerca es realmente impresionante”.

En este punto, dijo, “es algo chistoso pues todo mundo dice ‘ay, qué bonitos los koalas’, pero allá dicen ‘solo duermen’; duermen mucho porque la planta de eucalipto es muy tóxica, así que sí, se la pasan durmiendo y causan problemas de deforestación, pero algún rol deben tener en el ecosistema, y algún día descubriré cuál es”, aseguró.

Teresina tramitó su beca a través del International Student Exchange Programs (ISEP). El trámite duró aproximadamente un año y debía tener un buen promedio, buen nivel de inglés y no haber reprobado ninguna materia para tener el privilegio de estudiar en Sydney en la Universidad Tecnológica.

Respecto a su experiencia en la universidad extranjera, explicó que la materia que más le gustó fue la de Ingeniería del Agua y Aguas Residuales, porque aprendió cómo llevan todas las técnicas del agua, su reutilización y la forma en cómo solucionan problemas de contaminación de sus aguas.

“Por ejemplo, con el problema que tenemos con el Atoyac, aquí los municipios hacen lo que quieren, allá toman las decisiones en conjunto. Es increíble ver que sí se puede, que pese a que también hay industrias, sí puedes tomar agua del grifo y que sí se puede mantener el líquido limpio”.

Otras de las cosas que sorprendieron a Teresina fue el trabajo de campo que hizo en relación a las especies marinas, y el darse cuenta que de la biodiversidad que hay en el mar depende mucho del oxígeno con el que respiramos. “Son cosas que damos por hecho, y tengo muchas ganas de implementar eso en México y aunque sé que no voy a poder cambiar todo el sistema del tratamiento de aguas residuales, regreso con ganas de saber que sí se puede y que de poquito a poquito podemos hacer un cambio”, expresó.

Aseguró que mucho de lo que aprendió en Australia puede ser replicable, como el enfoque de cuentas, que aunque sería un proyecto muy ambicioso, puede poner a trabajar a distintos estados en la resolución de un mismo problema, como lo es el tratamiento de ríos, pues finalmente, dijo, aunque son territorios distintos, el agua es la misma. 

Aunque tiene muchos proyectos en mente, luego de regresar de Australia, Teresina está consciente de que por el momento con lo que puede contribuir es llevando una vida más sustentable, tomar sus decisiones siempre pensando en el medio ambiente y la sociedad e invitó a todos a hacer lo propio pues todo se puede de poco en poquito.
 
En lo personal, Teresina agregó que la experiencia que tuvo en Sidney le dejo mucho aprendizaje por la lejanía, ya que tuvo que aprender a hacer las cosas por sí misma para poder hacer lo que quería, como conocer  la zona aborigen de Australia y enfrentarse a una cultura aún más distinta a la australiana y atreverse a comer canguro.

Respecto a su experiencia en el desierto de Australia, el “Outback”, como es conocido por allá, mencionó fue todo un shock, pues al momento de que los europeos llegaron a colonizar esas tierras, los aborígenes eran considerados fauna, y no hace más de 50 años que fueron reconocidos por el gobierno.

“El Outback es el lugar más alejado y se sitúa en el centro de Australia, y hacia el norte y sí se nota bastante la diferencia; es un poco extraño porque piensas en Australia y no imaginas que tengan problemas de tercer mundo. Se piensa que en un país desarrollado la discriminación no existe, pero sí. Ni siquiera pueden mirarte a los ojos, pues en su cultura es como una falta de respeto”, manifestó.

Todo esto, confesó Teresina le creó una mezcla de sentimientos, pero no tan frustrantes como el tener que regresar a México, porque ahora se empieza a dar cuentan de situaciones que antes, para ella, eran naturales; como la deficiencia del transporte público, la contaminación que éste produce, la inseguridad al salir a caminar a la calle, y la pobreza.

“No digo que allá no había pobreza, porque sí llegabas a encontrarte a muchos vagabundos por las calles, pero sí es un shock regresar y ver que sí hay muchas áreas que mejorar. De repente quiero correr y regresarme para aprender más y aplicarlo en todo aquello que no funciona bien en el país. Tengo muchas ganas de luchar por un México mejor”.

Su próxima meta es ir a trabajar a Nueva Zelanda, otro lugar  que por su área geográfica cuenta con paisajes naturales asombrosos por lo que está trabajando duro en la tesis. Posterior a ello, su idea es crear una asociación en zonas rurales de la Sierra Norte de Puebla, Oaxaca y Chiapas con proyectos sustentables.

Finalmente, invitó a sus compañeros a atreverse a realizar una experiencia de intercambio para crecer personal y profesionalmente pero también para mejorar el mundo en que vivimos.

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