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Durante la actual crisis que vivimos a causa del ya tristemente célebre coronavirus, las telecomunicaciones han demostrado ser un aliado fundamental para disminuir el impacto de esta terrible pandemia y, sobre todo, las aplicaciones que están basadas en la infraestructura de telecomunicaciones han amortiguado una de las principales características que impone el COVID, como lo es el aislamiento. Entonces, la importancia de una buena infraestructura en telecomunicaciones no sólo radica en facilitarnos la continuidad de nuestras actividades laborales, también nos permite mantenernos comunicados con nuestros seres queridos. Así, las telecomunicaciones también han motivado cambios en el comportamiento de los usuarios pues, en el afán de no sentirse aislados durante esta contingencia han descubierto en su casa que siempre habrá una manera de ser solidarios, de escuchar y sentirse escuchados.¹

Hablando de los servicios que son posibles gracias a las telecomunicaciones, hemos de decir que antes de la pandemia poco se reparaba en la gran utilidad de los servicios de comunicaciones fijos y móviles en actividades productivas; en particular, como lo discutiremos en esta columna, la sociedad mexicana estaba más consiente sobre su utilidad recreativa debido a la existencia de una estructura en telecomunicaciones poco desarrollada. De acuerdo con la OCDE y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), México se encuentra entre los países con bajo acceso a banda ancha fija y móvil; mientras que la Reforma de Telecomunicaciones publicada en el 2014 todavía no ha alcanzado los resultados significativos en el sector como se esperaban. El IFT utiliza el índice de Desarrollo en Tecnologías de Información y Comunicaciones (ICT), también conocido como índice IDT por sus siglas en inglés, que explica el desarrollo de la infraestructura en telecomunicaciones y el uso de éstas tecnologías por la sociedad. Los factores que integran el IDT son los siguientes: crecimiento de infraestructura de las TIC, capacidad de acceso de los usuarios y el uso que se les da a las mismas. Para ponernos en contexto, nuestro lector debe saber que países europeos tienen un IDT de 8.78, USA 8.13, China 7.55 y en México la media nacional es de 5.07.²

El índice anterior ha impactado en la asimilación de las TIC durante la pandemia pues, aunque sabíamos que estaban allí, nadie entendía plenamente sus capacidades para resolver y enfrentar los problemas que a partir del COVID se generaron. De acuerdo con la empresa Atento, desde el inicio de la pandemia, el tráfico de datos se ha incrementado en promedio entre un 30-50% debido a, particularmente, aquellas empresas que enviaron a su personal a trabajar en alguna variante de trabajo remoto, o home office, y a las escuelas que también están basando su estrategia de disminución de riesgos sanitarios con el uso de educación a distancia. Cabe mencionar que, aunado a las estrategias anteriores, el uso de las telecomunicaciones también se ha incrementado debido a que la sociedad mexicana tiene una fuerte tendencia al entretenimiento usando servicios de streaming para descargar películas, series, documentales y videojuegos; de acuerdo con Business Insider, las descargas recreativas han alcanzado niveles de crecimiento de un 50%.³

Aunque el IDT no ha sido actualizado, la contingencia sanitaria que vivimos ha generado cambios profundos en el uso de las TIC. En el plano social, la población mexicana ha modificado algunas de sus actividades.⁴ A decir de los especialistas, algunos de estos cambios han llegado para quedarse. Entre los cambios en el uso de las telecomunicaciones que se han acentuado como consecuencia del COVID, tenemos:

1. Trabajo remoto o Home Office: Previo a la pandemia pocas empresas implementaban este tipo de actividades por la falta de confianza en las TIC. Con la pandemia, al estar obligados por el gobierno a mantener la seguridad sanitaria, el trabajo remoto se presenta como una alternativa viable para el desarrollo de procesos productivos; lo cual, además de disminuir la propagación del virus, también puede ayudar a reconstruir el tejido social mexicano. El trabajo remoto contribuye a evitar los largos tiempos de traslado en ciudades grandes.⁵
2. Educación en línea: Aunque la mayoría de los centros de enseñanza ya consideraban diplomados o cursos en línea, estos sólo se enfocaban en enriquecer su catálogo de opciones para aquellos estudiantes que no podían estar presentes. Con la pandemia, los procesos de enseñanza se han acelerado y ahora todas las universidades se han dado cuenta de la importancia de contar con las plataformas adecuadas para hacer un buen contacto con sus estudiantes en línea a través de la infraestructura de telecomunicaciones. Particularmente, el reto de generar aprendizaje entre los estudiantes ha puesto en el centro de la discusión pedagógica como mejorar el diseño de actividades síncronas y asíncronas sin caer en la saturación de las mismas pues, recordemos, una pandemia también impacta el ánimo de las personas.
3. Compras y Servicios Gubernamentales en línea: Con excepción de los más jóvenes, la sociedad mexicana había estado muy renuente a hacer uso de los servicios de compra en línea o de hacer sus trámites bancarios y/o gubernamentales por Internet. Ahora, los operadores de telecomunicaciones están obligados a ofrecer servicios de conexión con un alto valor de seguridad, para asegurar que sus usuarios no sean víctimas de los ciber criminales que también han evolucionado e incrementado, por el aumento creciente de las operaciones digitales en México. Sin lugar a duda, la ciberseguridad se está convirtiendo en área temática a entender, analizar y resolver con más ahínco a partir de esta pandemia.
4. Uso de big data y de la telemedicina como herramientas contra el COVID: En los últimos meses ha quedado de manifiesto que la comunidad de médicos y enfermeras en el país son una especie de héroes que luchan contra un enemigo cruel que es muy eficaz para causar contagio y muerte. Aquí el uso inteligente de los enlaces de datos permiten hacer análisis de los patrones de contagio, y, por otro lado, las TIC también permiten compartir toda la información que puede ser de interés para la sociedad ante esta enfermedad y las nuevas enfermedades que en un futuro se presenten.

La nueva normalidad a la que nos enfrentamos con los entornos digitales hace necesario la generación de nuevas habilidades de aprendizaje, así como la adaptación de las profesiones a este tipo de entornos. El potencial que México tiene para ser una economía competitiva digitalmente es sobresaliente pues existen alrededor de 80.6 millones de usuarios de Internet, el 70.1% de la población mayor de seis años. También, se calcula que el 76.6% de la población urbana es usuaria de Internet, mientras que en zonas rurales la población usuaria se ubica en 47.7%. Además, nueve de cada diez usuarios de teléfono celular disponen de un celular inteligente (smartphone). Y, aunque la pandemia ha acelerado la digitalización de procesos, su estudio y entendimiento es algo que se ha buscado consolidar en años recientes en el Decanato de Ingenierías mediante iniciativas como la Maestría en Ciencia de Datos ⁶ y el UFab.⁷