Desarrollo humano y social
Rasgos de un liderazgo auténtico
21 abril Por: Artes y Humanidades
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Una de las situaciones más apremiantes que se han vivido en esta pandemia es la incertidumbre. El vivir circunstancias que no se habían presentado por lo menos durante cien años ha sido para muchos estresante e inquietante. No es fácil vivir en la incertidumbre y más cuando siempre se quiere controlar y planear las circunstancias de la vida, aunque constantemente ésta demuestre que los cambios son inevitables y sólo se saldrá adelante siendo flexibles.

En este mundo definido como VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) lo que se ha aprendido es que no es posible planear a futuro sin dejar espacio a imprevistos, es en este momento cuando los ojos de las personas buscan apoyo en aquellos que puedan llevarlos a circunstancias mejores o por lo menos les provean de cierta seguridad. En pocas palabras, buscan líderes en quien confiar.

El liderazgo siempre ha sido indispensable pero nunca como ahora. La pandemia ha mostrado escenas de auténtica solidaridad y apoyo que renuevan la fe en la humanidad, pero por otro lado ha mostrado discriminación, racismo, egoísmo e indiferencia. La necesidad de un nuevo rumbo es indiscutible.

Muchas veces se oye el comentario “pero … yo no soy un líder”, las personas dudan de su capacidad y de sus fortalezas. Piensan que el liderazgo es una característica con la debieron haber nacido, sin embargo, se ha demostrado que en cuestión de liderazgo, o se nace con él o se hace. Todos pueden buscar cómo desarrollarlo y cómo influir en los demás para lograr lo mejor para todos.

Un líder está fundamentado en tres rasgos principales: la formación de la voluntad, la identificación de sus seguidores y la acción del liderazgo.

En el primero, la formación de la voluntad, es indispensable el autoconocimiento. Nadie da lo que no tiene, todos deben conocerse a sí mismos, una visión objetiva que lleve a buscar siempre un crecimiento integral en favor de la persona y de las personas que lo rodean. ¿Qué mayor responsabilidad podría tener un líder? A diferencia de la generación X que buscaba trabajo en solitario y que acostumbraba resolver cualquier situación una sola persona, en la actualidad no es posible, ya que, con la globalización y el avance del conocimiento, el que una persona pueda hacer todo y sepa todo, es imposible.

Entre mayor conocimiento de sí mismo tenga, un líder podrá seguir trabajado consigo mismo y mejorando integralmente. El reconocerse como persona que puede tener fallos es el primer paso hacia la humildad (rasgo indispensable en un liderazgo que transforma) y la búsqueda de la mejora de esas características.

El segundo rasgo, la identificación de los seguidores. Si se quiere formar equipos fuertes es necesario conocer a las personas que se tienen a cargo. Se ha demostrado una y otra vez, que las personas que se identifican con la empresa y realmente “se ponen la camiseta” son aquellas a las que la institución les permite un crecimiento personal junto con el profesional. Cuando ambos intereses coinciden es cuando la persona se siente feliz de trabajar ahí y da lo mejor de sí misma. Para que esto pueda suceder, el líder necesita saber las aspiraciones que tienen las personas que trabajan con él, y buscar, en la medida de lo posible que puedan realizar sus metas personales junto con las profesionales.

Otro punto importante es que le permitirá formar equipos con habilidades diferentes, lo que optimizará el trabajo y sabrá también en quién podrá ejercer la delegación de las tareas para que se cumplan en forma eficiente, característica indispensable en este tiempo.

Finalmente, la acción del liderazgo. Ésta está fundamentada en los valores del líder,  indispensables para ejercer la acción sobre los seguidores. Dentro del mismo autoconocimiento es imperativo conocer los valores que rigen las acciones, eso determinará la forma en que se lograran los objetivos. Valores como la humildad, que ya se había mencionado, la congruencia, el servicio, la transparencia, el reconocimiento de la dignidad de las personas, la solidaridad y la empatía, así como la búsqueda del bien común, son algunos de los más importantes. Sin ellos, el líder pasará a ser sólo un jefe, al que se obedecerá por cuestiones de organigrama, pero con el que no se identificará el equipo, y como consecuencia no dará lo mejor de sí mismo sino sólo lo que se le pide, perdiéndose la riqueza que cada uno de ellos podría aportar.

El liderazgo no es sencillo, es un trabajo de cada día, donde el líder estará formado su voluntad diariamente y buscando lo mejor para sus seguidores teniendo como meta la mejora del entorno que le rodea. La responsabilidad es enorme, tal vez por eso es más sencillo contestar: “No soy un líder, dejo eso para los que quieran hacerlo”, pero si en lugar de enterrar la cabeza en la arena, se empieza a aportar desde el espacio que cada uno ocupa, ese liderazgo irá creciendo y aportando para tener un mundo mejor.

Dr. Rodolfo Cruz Vadillo
Profesor Investigador
UPAEP

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