Durante más de 4 décadas la problemática de contaminación de los ríos Atoyac, Alseseca y sus afluentes ha ido incrementándose de manera notable derivado del crecimiento de la población y sus actividades productivas, especialmente la química, textil y automotriz como principales motores económicos de nuestra región (Cuenca Alta del Atoyac).
Tanto la CONAGUA como el SOAPAP han intentado recuperar estos cuerpos de agua con diferentes acciones (trituración del lirio acuático, construcción y operación de Plantas de tratamiento de aguas residuales, operativos de muestreo en descargas de aguas residuales de competencia municipal y federal pero, no han tenido éxito. Han sido rebasados tanto por la escasez de personal como por la cantidad de contaminantes físicos, químicos y biológicos vertidos por las aguas residuales domésticas e industriales.
Como lo marca la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección Ambiental (LGEEPA) en su artículo 8°, fracción 8, corresponde a los municipios: “La aplicación de las disposiciones jurídicas en materia de prevención y control de la contaminación de las aguas que se descarguen en los sistemas de drenaje y alcantarillado de los centros de población, así como de las aguas nacionales que tengan asignadas, con la participación que conforme a la legislación local en la materia corresponda a los gobiernos de los estados”.
Los diversos instrumentos de control que han estado utilizando las autoridades competentes (Ley de Aguas Nacionales, normas oficiales mexicanas y condiciones particulares de descarga (aplicadas para giros específicos), no han sido suficientemente efectivas para mejorar la calidad de los ríos que cruzan nuestra ciudad.
El 6 de julio del 2011 se publica en el DOF la “Declaratoria de clasificación de los ríos Atoyac, Xochiac o Hueyapan y sus afluentes, en el cual ya se vencieron los primeros 2 plazos (tanto para las descargas municipales como no municipales). El siguiente plazo se cumple en el año 2025 y las metas se antojan imposibles de cumplir tomando en cuenta el retroceso que se tuvo a partir de febrero del 2012 cuando el SOAPAP “recupera” la operación de las 4 macroplantas de tratamiento de agua residuales que tenía concesionadas con el “argumento” de que no estaban cumpliendo con el nivel de tratamiento aplicado y de un quebranto financiero. Lamentable situación como los casos de construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales que se han construido en el estado y al cabo de algunos años quedan fuera de operación por la aparición de propietarios particulares o la falta de pago de energía por quedar al resguardo de los municipios.
A finales de noviembre del 2017, el gobierno del estado de Puebla (en colaboración con la Comisión Nacional del Agua) anuncia la inversión de 300 millones de pesos para la limpieza del río Atoyac, no se mencionan plazos pero tampoco se menciona qué nivel de tratamiento se alcanzará.
La ciudad de Puebla es una ciudad de contrastes ambientales, especialmente cuando se aprecia en la ribera izquierda del río Atoyac a la Puebla de pocos recursos económicos contrastando con la ribera derecha haciéndole creer a las personas que compran casas y condominios con “mejores oportunidades” para mejorar su calidad de vida. La diferencia: una barda que no les permite ver la variedad de colores del río Atoyac, aunque sus “aromas” se perciben a cientos de metros, desde el puente de la Ánimas hasta Lomas de Angelópolis. Contaminantes mas tóxicos de los que conocíamos en los años 70s y que representan un riesgo de salud pública.
A pesar de existir una recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en marzo del 2017 (tanto para el gobierno de Tlaxcala como para el de Puebla) para atender la problemática de contaminación del río Atoyac y sus afluentes, parece ser que la única autoridad que está atendiéndola es la PROFEPA a través de operativos de revisión de descargas. Sin embargo, la mayoría de los municipios carecen de normativa en materia de saneamiento de aguas residuales y por supuesto no se cobra este servicio.
Es preocupante la situación ambiental en la que se encuentran nuestros cuerpos de agua superficiales en el municipio de Puebla y más preocupante que no se ve cómo pueda mejorar a largo plazo. Aunque es una situación de corresponsabilidad, es competencia de los 3 niveles de gobierno (incluyendo a los estados de Puebla y Tlaxcala) establecer las acciones y sanciones a los responsables de las descargas fuera de norma.
Está en puerta una iniciativa del municipio de Puebla para intentar sanear el río Atoyac, las estrategias aún no son claras ni debidamente sustentadas, pero da la impresión de ser una solución de “final de tubo” y solamente aplicable al municipio de Puebla. En breve sabremos si se aplica durante esta administración o se “guarda” para la siguiente. De cualquier manera, no será una noticia agradable para nuestra sociedad. ¿Será la crónica de otro fracaso anunciado y repudiado?
Raciel Flores Quijano. Área de Química. UPAEP.