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El mayor bien público de un Estado es el bien común
08 diciembre Por: Fernanda Bretón
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[Los bienes públicos son más que calles o puentes.]

Bien público y bien común son, al menos desde el punto de vista léxico expresiones muy  cercanas, por lo que es curioso que el trato a ambas sea tan diferente, expresó el Dr. Martin Haeberlin, Profesor de Teoría General de Derecho y Derecho Administrativo de la Universidad UniRitter en Brasil en el marco de la presentación del Instituto Promotor del Bien Común.

Mencionó que la ley con su fuerza normativa, parece dar los caminos necesarios y suficientes a los juristas sobre  lo que es bien público, recalcó que muchos manuales que abordan temas de bienes públicos, suelen callar sobre bien común.

“De hecho ese es un concepto un tanto inhóspito para los juristas, la  impresión que se tiene leyendo libros de derecho es que el  bien común es un problema político, económico  o social, nunca un problema jurídico”.

Explicó que esto se trata de un equívoco importante por parte de los abogados, tomando en cuenta dos motivos, en primer lugar porque el bien común es la razón del Estado que afecta directamente a la práctica de la función administrativa y por lo tanto el núcleo de las actividades estatales concernientes a realizar sus fines de acuerdo con el orden jurídico, por lo que, el bien común es la piedra de toque que regula, rige y conduce las  relaciones entre el Estado y la colectividad de los individuos .

“Por otro lado, diferente de lo que se puede pensar, la ciencia del derecho no se inicia con la justicia, sino con el bien común, esto porque el bien común a diferencia de la justicia no es un valor, sino una contingencia de la sociedad civilizada que necesita dirigirse en  valores”.

Añadió que si la justicia es el valor elegido, se concluye que para la comunidad que la eligió, la justicia atiende al bien común.

“En la polémica sobre  si la sociedad debe ser un gobierno de leyes o un gobierno de hombres, se esconde que la sociedad debe de ser ante todo  un gobierno de los valores elegidos a la vista del bien común”. 

Destacó que el bien público es un concepto central en el derecho, ya que toda relación jurídica está formada por sujeto, objeto y actos de conexión entre sujeto y objeto; el objeto de la  relación jurídica es el bien. 

Definió el bien público como las prestaciones de naturaleza pública, servicios públicos o el ejercicio del poder administrativo, los bienes materiales como  los bienes físicos vinculados a la administración pública y los bienes inmateriales como el medio ambiente, el patrimonio cultural, el patrimonio histórico.

“Se observa que aunque en teoría, bien público puedan ser las prestaciones estatales, incluso  bienes inmateriales; cuando vemos el concepto legal de bien público nos encontramos con la referencia a los bienes materiales”.

Explicó que el concepto de bien común ha sufrido diversas adecuaciones, lo cual lo ha llevado lejos de su significado original.

“Si es verdad que el bien común es uno de los principios conductores de la política, derecho y del Estado más criticados, por otro lado  es reconocido como un fin de orden jurídico, esto debe alimentar la tarea de dar contornos más nítidos al concepto o al menos de establecer  un plan de construcción para sus múltiples aspectos”.

Puntualizó que el bien común no es un valor, sino una contingencia de la  sociedad civilizada que necesita elegir y orientarse  por valores, para responder lo que es el bien común se debe entender ese  procedimiento de elección de valores.

“Creo que es posible un procedimiento como este de dos maneras, una eminentemente jurídica y otra que llamaré humanista”. 

Subrayó que una de las grandes tareas de los Estados contemporáneas es de hecho, la máxima realización de los derechos fundamentales y eso supone  el cumplimiento de las finalidades del estado  democrático de derecho establecidas en su constitución.

“El bien común es el bien que llega a nosotros por verse alcanzar el bien de cada uno, este  concepto no se pretende único o definitivo, es un concepto pensado(…) para dirigir las acciones  estatales dentro de ese aspecto humanístico que implica el fomento de elecciones entre infinitos futuros que se dibujan en el horizonte de cada persona”.

Finalmente el Dr. Martin Haeberlin, señaló que hoy se requiere una conciencia de la importancia de la solidaridad donde la realización de cada uno subsista por la realización de los demás, cuyo testimonio debe alcanzar fuertemente nuestra sensibilidad.

“La idea es que el Estado pueda canalizar de modo ético la infraestructura necesaria para la creación y reproducción de una audiencia entorno a la emancipación de las personas y esperar de esta sus frutos”.

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