[Documentos como el libro de los Hechos hablan de mujeres inmersas en el espacio público de una iglesia naciente: Ángela Trejo Haager.]
La Reforma Luterana se da en un momento histórico muy interesante de cambio, en un momento en donde la iglesia estaba viéndose transformada por diferentes reformadores, estaba teniendo un movimiento teológico, su centro se estaba cayendo y su fuerza se estaba haciendo a un lado, mencionó la Mtra. Ángela Trejo Haager, Pastora Luterana, en el marco del simposio Movimiento Luterano, Reflexiones a 500 años de distancia.
Destacó que, desde el Siglo I, la Iglesia Cristiana había tenido a hombres y mujeres muy cercanas al movimiento religioso.
“Vamos a encontrarnos con mujeres muy dispuestas a estar en el proyecto de Jesús y que van a ser llamadas discípulas, porque ellas también van a ser capaces y van a tener toda oportunidad de ser líderes para las comunidades del primer siglo”.
Subrayó que en documentos como el libro de los Hechos de los Apóstoles nos hablan de mujeres que estaban inmersas en el espacio público de una Iglesia naciente y que formaban parte de una liturgia.
“Al momento de ser una Iglesia más estructural, las mujeres van a ser de nuevo colocadas y encerradas en lo que hoy denominamos conventos, los cuales se convirtieron en espacies de educación”.
Para el siglo XI, explicó, encontraremos a mujeres llamadas beguinas, las cuales al saber leer y escribir, van exigir la oportunidad de interpretar y predicar textos bíblicos.
“La Iglesia reacciona recluyéndolas de nuevo en conventos, pero en Francia y Bélgica surge el movimiento denominado las reclusas, a las cuales la población visitaba para escuchar sus reflexiones e incluso confesarse con ellas”.
Añadió que para 1250, surge la figura de Matilde de Magdeburgo, quien traduce el Evangelio de Mateo al francés y permite que muchas mujeres se puedan sentar y leer juntas dicho Evangelio.
“Lo más grave que cometió Matilde de Magdeburgo y por lo cual es condenada es por haber realizado una introspección hermenéutica de la historia del nacimiento de Jesús”.
Puntualizó que una de las mujeres más importantes en la historia de la Reforma Luterana fue Catalina de Bora, esposa de Lutero y quien había sido monja.
“Lo interesante de Catalina es que no es teóloga, sin embrago se descubren en sus recetas de cocina ciertos apuntes teológicos, algunas cosas que había escuchado y reflexionado; con ello la historia reconoce que en el diario vivir hay una reflexión de las mujeres para entender su entorno”.
Añadió que cuando las mujeres en esa época se acercan a la Biblia con libertad, pueden observar y detectar las historias de las mujeres que nadie les había contado, “que hay un evangelio para ellas; que Dios es un Dios que trata por igual a hombres y mujeres”.
Señaló que para 1830 la Reforma va a tener un peso importante para las mujeres, un caso que lo demuestra es Estados Unidos, en donde en esta época la economía estaba basada en la esclavitud.
“Varias mujeres denominadas abolicionistas en el sur de Estados Unidos, van a tener una acción muy fuerte en contra de la esclavitud y la mayoría son del área evangélica protestante”.
Destacó que, en México de la mano de José María Luis Mora, es que se da la entra a la iglesia luterana con la entrada de las biblias traducidas al español.
Finalmente destacó que el terreno para la iglesia luterana no ha sido fácil en México, sin embargo, ha logrado apoyar en distintos sectores sociales.