La realidad económica es complicada, difícil de explicar y en ocasiones nos quedamos sin un sustento válido. Esta ciencia es el resultado del estudio de las personas con su entorno social; hablando de este colectivo se estudian y analizan los comportamientos, patrones y razones que llevan a las personas a tomar ciertas decisiones. Sin embargo, las decisiones y comportamientos de las personas cambian con el tiempo, por ejemplo, las necesidades o los gustos no son los mismos de hace años; antes una necesidad tener luz, ahora es tener una computadora.

Estos grandes cambios generan comportamientos diferentes que no tienen soluciones prácticas o tan siquiera previstas. Esto lo podemos constatar hoy con diversos hechos alrededor del mundo. Una pandemita es el brote de la desesperación en los mercados financieros que causa el desplome de las bolsas y recorta el crecimiento pronosticado para este año.

Las afectaciones se hacen cada vez mas evidentes, el comercio entre países comienza a disminuir, los eventos masivos son cancelados, la producción se esta cayendo y el mundo comienza a ponerse nervioso. Este nerviosismo no es bueno, porque cuando nos encontramos en esta situación las decisiones que tomamos no son adecuadas.

Estamos viviendo en una época de muchos cambios, de que las cosas pasan rápido y parecen no detenerse. Tenemos movimientos no antes vistos en todo el mundo; la Unión Europea se separa, las mujeres desaparecen un día, marchas estudiantiles, cierre de calles y un virus que no es una victoria.

El cambio en el tipo y velocidad de los eventos hace más difícil la gestión económica, porque es inesperado, de lo que no tenemos las herramientas adecuadas para darle solución pronta y segura. Pero esto es quizá lo mejor de todo, si no es ahora, ¿cuándo?.