DR. Eduardo E. López Villalobos

El 19.9% de mujeres que trabajan tienen problemas de salud mental, frente al 13.9% de hombres. Este tipo de problemas también son más comunes entre las autónomas o sin contrato. Depresión, ansiedad, deterioro social e hipocondría serían las patologías más frecuentes. El 20.5% de trabajadores y el 23.7 % de trabajadoras con problemas de salud mental, presentan niveles altos de estrés laboral y el 30.4% de hombres y 34.3% de las mujeres con este tipo de desórdenes manifiestan una baja satisfacción laboral.

Por otra parte, la mayoría de las mujeres trabajadoras viven bajo un estrés constante independiente del trabajo, ya que no sólo deben cubrir sus responsabilidades laborales, sino que en muchos casos también está la responsabilidad de los hijos, metas personales y sociales.

Se han hecho estudios en donde se ha comprobado que la delegación parcial de responsabilidades en función de los hijos, con la ayuda en la mayor parte de los padres, mejora las condiciones físicas de las mujeres que trabajan, pero el estrés laboral y las metas son contraproducentes, ya que independientemente de presentar problemas de tipo mental, también se produce una baja en el estado inmunológico que tiende a producir otras patologías frecuentes como son las infecciones respiratorias de repetición.

La ingesta de alimentos en la calle, situación común en estudiantes y personas que trabajan, producen infecciones gastrointestinales y en algunos casos hasta Hepatitis A.

Por otro lado, los accidentes automovilísticos también se encuentran presentes de forma importante, ya que las prisas por las mañanas para dejar a los hijos a la escuela o la responsabilidad de presentarse al trabajo originan este tipo de situaciones.

En el hogar, las mujeres que trabajan también están expuestas a sufrir alteraciones emocionales y físicas, ya que al regresar de trabajar, el agotamiento mental y físico y las “obligaciones” de la casa, pueden predisponer a enfermedades físicas y mentales, y en algunas ocasiones hasta divorcios.