No es novedad que el sector cultural reciba constantemente recortes a su presupuesto, por lo que iniciativas que dependen de este se ven en peligro de desaparecer; así ha pasado con pequeños museos, escuelas, revistas, festivales, y más recientemente, con la ceremonia que premia lo mejor del cine Iberoamericano, los Premios Fénix.

La asociación Cinema23, encarga de organizarlos, fue quien dio a conocer que debido a “cambios radicales” en las políticas públicas y culturales de nuestro país que ya que no permiten que las organizaciones de la sociedad civil (OSC) tengan acceso a recursos públicos; sin embargo, la secretaria de cultura, Alejandra Frausto, salió a aclarar que los Premios Fénix podrán concursar en otras convocatorias para obtener recursos públicos, como cualquier otro proyecto.

Por lo anterior, es posible pensar que haya una alternativa para mantenerlos, pero todo se encuentra en el aire porque quizá el día de mañana nos encontremos con la noticia de que la Secretaría de Cultura ya se echó para atrás, como ha pasado desde que sucedió el cambio de gobierno y anunciaron, por ejemplo, que la plataforma FilminLatino iba a ser cancelada, pues no resultaba muy viable seguirla manteniendo.

Esa decisión finalmente no fue tomada porque hubo una ola de protestas en redes sociales a las que se sumaron Guillermo del Toro, Diego Luna, Alfonso Cuarón, entre muchos otros, argumentando que ese espacio era un canal importante para la difusión del cine Iberoamericano. Actualmente, el proyecto se mantiene con vida.

Hay espacios o iniciativas que tienen la fortuna de ser de dominio muy público, como los ejemplos anteriores, por lo que es más fácil se mantengan o reciban apoyo de otras instancias, pero hay otros que no tienen la misma difusión. En 2017 el Museo del Juguete Antiguo, ubicado en Ciudad de México también se vio a punto de desaparecer, pues de repente los recursos para mantenerlo dejaron de llegar con otro recorte de presupuesto y empezaron una campaña para fondearlo en una plataforma privada.

La importancia de los recursos públicos dedicados a la cultura, y de que cada institución cuente con ellos, es que la mayoría de centros culturales como el museo que mencioné antes, son espacios que sirven para crear comunidad, que preservan los vestigios de un periodo de nuestra historia, son fuentes de trabajo para muchas personas y aportan una alternativa en lugares que tienen situaciones sociales complicadas.

Cuando los encargados del gobierno se replantean en qué tienen que invertir y de qué pueden prescindir, la cultura es normalmente el sector más afectado, pues por algún motivo se piensa que no es tan necesaria para que un país subsista, cuando en realidad, es en ella donde encontramos un punto en común con el otro, donde se puede aprender a ser empático, donde todos se pueden sentir incluidos.